Si «la tierra es para quien la trabaja» según el lema de la revolución zapatista, hay que trabajarse mucho la gloria y, sin quererlo, un descenso tan metódico a los infiernos como el que ha diseñado recientemente el Sevilla.
Sostienen muchos en la capital andaluza que José Luis Mendilíbar fue lo peor que le pudo pasar al equipo. No es un ataque directo a un técnico que ejecutó un 'milagro con doble tirabuzón', rescatando al equipo de sus propias miserias… sino porque 'Mendi' evitó lo que el club lleva tiempo mereciendo: una torta para espabilar. El hecho de ganar la última Europa League en medio de la crisis institucional y deportiva más destructiva en años calmó la tempestad. Para esos 'muchos', lo peor. Esa catarsis tan necesaria no llegó y el equipo siguió suelto y acelerando por esos raíles que terminan en el borde del precipicio.
Es complicado ponerle un punto de partida a ese 'viaje a los infiernos', pero dio un buen volantazo en la planificación de la 22/23, cuando se vio presuntamente ahogado por las deudas y se sacó de encima a los dos centrales que gobernaron sobre la 21/22: Diego Carlos (31 millones del Aston Villa) y Jules Koundé (50+10 del Barça). Julen Lopetegui se quedaba sin los dos baluartes que habían ayudado al portero Bono -que encajó 30 goles en toda la Liga- a conquistar el 'Trofeo Zamora' al guardameta menos goleado.
Todo lo que llegó a Sevilla tenía más pinta de 'coladero' que de perfil defensivo: aterrizaron Badé, Nianzou, Marcao o Gattoni. Entre las lesiones y la absoluta falta de adaptación, el vasco tuvo que tirar de Rekik o de Gudelj en el eje de la zaga, pero nada funcionaba: en la séptima jornada, tras caer ante el Atlético, el equipo era 17º con una victoria y dos empates… y el técnico guipuzcoano era despedido. El mismo entrenador que había dado al plantel un período de estabilidad en la grandeza, con tres billetes consecutivos hacia la Champions (4º con 71, 77 y 70 puntos), salía por la puerta de atrás en apenas un mes de competición por culpa de una mala planificación.
Monchi
Muchas miradas fueron hacia el palco entonces, donde las guerras internas han sido insoportables durante cerca de un lustro, y hacia el despacho de alguien que parecía absolutamente intocable en la institución: Monchi. El director deportivo erró casi todos los tiros del último curso. Además de los centrales llegaron Januzaj o Isco, dos 'artistas' que poco aportaron en una escuadra que necesitaba esfuerzo para salir del pozo; indolentes como Telles, Dolberg, Gueye… El 'editor' de la Wikipedia del gaditano, un 'semidiós' durante veinte años, recogió el sentimiento de los aficionados cuando este verano se marchó al Aston Villa: «Dejó girado al Sevilla por segunda vez habiendo configurado una plantilla envejecida y repleta de lesionados, dejando las arcas del club vacías».
Tras Julen llegaría Sampaoli (18 partidos sin reacción) y finalmente Mendilíbar, que logró convencer a determinados futbolistas de abandonar la 'alta escuela' y bajar al barro… lo que salvó holgadamente a los suyos y le valió para conquistar la séptima Copa de la UEFA (Europa League). No hubo tragedia sino continuidad, y el Sevilla sigue recogiendo lodos de aquellos polvos: en solo nueve choques de Liga, con el equipo 14º (8 puntos en dos victorias y dos empates), la Junta decidió que 'Mendi' ya no valía. Diego Alonso (ocho duelos) ni siquiera consiguió una victoria y Quique Flores (que entró en la 18ª jornada) es el clavo al que agarrarse, aunque no ha habido precisamente una reacción fulgurante: el club es 17º con un solo punto de ventaja sobre el descenso, el que marca el Cádiz con 15 puntos.
Con la dirección deportiva de Víctor Orta llegaron Sergio Ramos, Sow, Mariano o Nyland, pero ahora ha tenido que ponerse manos a la obra en el mercado de invierno (Soumaré cedido del Leicester, Agoumé cedido por el Inter de Milán, Hannibal cedido por el United…) para retrasar la caída a los infiernos. De momento, la mayoría del Pizjuán entiende que son años duros en los que hay que encontrar a tres equipos peores y formar una base de futuro (canteranos y fichajes jóvenes) que permita rearmar el proyecto. Aunque de esto segundo hace tiempo que la afición sevillista no tiene ninguna noticia.