La segunda planta del centro cultural provincial se quedó ayer un poco huérfana con la marcha de Rafael Martínez, quien ha sido el timonel de un barco bautizado como servicio de Cultura de la Diputación durante los últimos 25 años (desde finales de julio de 1999) de una extensa carrera profesional vinculada al mundo del arte en todas sus manifestaciones.
Cientos de libros de todos los estilos, alguna que otra fotografía, una botella clásica de Coca-Cola y un buen número de cuadros (entre ellos destaca Ella, de Casado del Alisal) han sido testigos desde su despacho del avance significativo que ha experimentado la provincia en materia cultural, en gran parte gracias a él. Y es que 43 años de ejercicio profesional en la Diputación (con un breve paréntesis como delegado territorial de la Junta de Castilla y León entre 1996 y 1999) dan mucho de sí. Un tiempo con muchas más luces que sombras y con importantes hitos como la creación de los premios Piedad Isla (que ayer se entregó en el que fue su último acto institucional) y Jorge Manrique o la remodelación integral y reapertura en 2019 de la Villa Romana La Olmeda , a la que califica como el «joya de la corona» de los recursos turísticos que atesora una provincia llena de tesoros.
«Me he encontrado siempre muy cómodo trabajando. Me he llevado muy bien con el equipo de Gobierno y con todo el personal del servicio», sostuvo en sus últimas horas como jefe de un departamento que integran veinte personas, contando los trabajadores de La Olmeda y del Boletín Oficial de la Provincia (BOP). «Hay mucha calidad humana y técnica. Así es muy fácil trabajar y crear buen ambiente», manifestó a Diario Palentino, con quien compartió alguno de sus últimos minutos en la que ha sido su segunda casa durante todos estos años, desde que entró por vez primera por la puerta del palacio provincial con Emilio Polo como presidente provincial.
Rafael Martínez, una vida de dedicación absoluta a la cultura - Foto: Óscar NavarroMartínez hace un balance «muy positivo» de todos estos años y de la gente con la que ha trabajado. Además, afirmó que la cultura es «algo muy bonito y goloso, y todos los presidentes han sido responsables para saber que de este servicio solo se pueden sacar cosas buenas». Por otro lado, se refirió a la «capacidad de adaptación» de este área que siempre ha estado «en la primera línea de fuego para ofrecer la máxima calidad» en una provincia referente en patrimonio romano (Olmeda), visigodo (San Juan de Baños), renacentista (Campos del Renacimiento) y románico.
El hasta ahora jefe de servicio de Cultura no permanecerá de modo alguno de brazos cruzados ahora que llega la jubilación. En este sentido, mantendrá su trabajo como investigador (de hecho, ya ha quedado con el archivero del Diocesano la semana próxima), tiene «montones de papeles en casa para releer» y seguirá vinculado a la Institución Tello Téllez de Meneses, de la que es académico y secretario general.