GRACIAS a los medios de comunicación, muchos lectores tuvieron ya noticia del entrañable y sincero homenaje que ASAJA-Palencia quiso rendir el pasado 12 de diciembre a los siete anteriores presidentes de la organización. Sin duda, la sólida historia de la entidad debe mucho, muchísimo, a estos siete magníficos: Andrés Fraile, primer presidente de aquella originaria Asociación de Agricultores y Ganaderos Palentinos, fundada en 1977; y sus sucesores Félix Díez Zarzosa, Lorenzo Díez Rodríguez -estos dos ya fallecidos-, Santiago Sánchez Céspedes, Donaciano Dujo, actual presidente regional de ASAJA; Alfonso Núñez y Honorato Meneses, de quien tuve el honor y la responsabilidad de recibir el testigo en 2022.
Pero toda asociación como la nuestra no deja de ser una moneda con dos caras, ambas necesarias para encerrar el valor que posean... en nuestro caso, un valor indiscutible y solvente, como se encargó de subrayar el presidente nacional, Pedro Barato, en ese acto de homenaje cuando afirmó que el modelo palentino de ASAJA no sólo es digno de exportarse a otras provincias, sino también de estudiarse, para conocer las claves de sus logros.
El homenaje celebrado el día 12 expresó en público el reconocimiento a una de las dos caras de esa moneda: la que se ha ido acuñando durante casi ya cinco décadas con los nombres de los presidentes de la entidad y los directivos que les respaldaron en su labor de pilotar la nave.
MENOS VISIBILIDAD. Pero hay otra cara de la moneda, no menos importante aunque sea menos visible. Esa cara que permanece alejada del foco resulta fundamental e indispensable para el éxito que mencionaba nuestro presidente nacional. Y es la que han venido conformando durante todo este tiempo los asociados y los empleados de ASAJA-Palencia, y estamos hablando de millares de personas que han aportado generosamente su grano para ir haciendo este granero.
Sin su implicación personal en el proyecto colectivo, nuestra moneda habría quedado incompleta, en el aire y sin valor. Sobre esto tampoco cabe duda alguna. Al menos, por mi parte, y quiero reconocerlo públicamente.
EN DIVERSOS FRENTES. A lo largo de casi medio siglo (que cumpliremos, y celebraremos como corresponde, en 2027) ha existido la ayuda continuada que prestan todos y cada uno de los integrantes de nuestra masa social, un apoyo indispensable cada vez que se ha acudido a ella en muy diversos frentes: la activa movilización en defensa del sector agroganadero; la participación en foros, mesas y entidades para hacer valer los fines y los objetivos de ASAJA; la aportación de recursos económicos bastantes para sufragar la creciente estructura necesaria de servicios diversos que se prestan desde la asociación; la confianza en ASAJA-Palencia para gestionar los seguros; la disposición leal para dar la cara, en los medios de comunicación, por nuestra profesión, a menudo tan incomprendida y a veces injustamente vilipendiada…
Y otro tanto cabe decir de las decenas y decenas de empleados que han trabajado y trabajan en la entidad en Palencia, una plantilla que, sin regatear ni esfuerzos ni tiempos, cada día ha aplicado su capacidad para que esta organización profesional agraria creciera hasta convertirse desde hace décadas en referencia ya insustituible para el sector agroganadero en la provincia, un modelo digno de exportar y estudiar, como nos dijo Pedro Barato, palabras generosas que no sólo nos despertaron el legítimo orgullo, sino que nos animan a continuar y, en la medida de lo posible, seguir mejorando este gran legado recibido de los abuelos y los padres de ASAJA-Palencia, esa valiosa familia.