El ingeniero de Montes José María Martínez Egea se jubila después de una amplia trayectoria profesional de más de cuarenta años, 26 de ellos como jefe del servicio territorial de Medio Ambiente de la delegación palentina de la Junta de Castilla y León. De esta etapa destaca el trabajo de un equipo «compuesto por un montón de buenos profesionales» y asegura que las mejoras que se han producido llegaron gracias a la labor de este grupo de personas.
Además, detalla que termina su vida laboral «realmente satisfecho porque he hecho o he tratado de hacer todo con absoluta entrega, honradez y generosidad».
¿Qué balance hace de su trayectoria como jefe del servicio territorial de Medio Ambiente?
El medio ambiente de la provincia ha cambiado de una forma, a mi modo de ver, positiva. Por un lado, la masa forestal se ha incrementado de manera clara y notoria. Si contamos las nuevas regeneraciones y las pérdidas, generalmente por incendios, el saldo es muy favorable.
En el tema de protección de especies emblemáticas creo que también se ha avanzado bastante. Por poner solamente un ejemplo, en los últimos treinta años hemos multiplicado por diez la población de oso pardo.Además, tenemos animales que antes no teníamos, como es el caso del águila imperial, que está anidando en Palencia.Viene ampliando su radio de acción desde Valladolid y ya tenemos cuatro parejas nidificando en la comarca del Cerrato. Se está extendiendo de este a oeste y creo que su conservación está siendo muy positiva y tiene mucha acogida. En tercer lugar, se está intentando reintroducir el lince ibérico.Si todo va bien, a finales de año o principios de 2025, empezarán las primeras medidas para hablar de la introducción en ejercicios sucesivos si todo sale como está previsto.
En lo referente a la calidad ambiental y de las aguas se ha avanzado muchísimo. Las depuradoras para las poblaciones de más de 2.000 habitantes ya se consiguieron y se está trabajando en la fase siguiente, cuyo objetivo es alcanzar casi un vertido cero y tener una depuración de aguas residuales que llegue a todos los núcleos de la provincia. De hecho, en estos momentos se está procediendo a la expropiación forzosa para depurar las aguas residuales de los municipios de una zona emblemática de la provincia como es la Montaña Palentina, que alberga un parque natural de casi 80.000 hectáreas. Como consecuencia de todo ello, los ríos palentinos están en mejores condiciones que hace 30 años, si bien no estaban especialmente mal. Había más vertidos directos que ahora, que están siendo previamente depurados. Otro gran propósito es el abastecimiento, que es fundamental y lo más importante para todos los pueblos.Se ha avanzado muchísimo en el plan de abastecimiento. Recién terminado está el de Cervera de Pisuerga, el de la Fuente Deshondonada, que ya está funcionado y ha resuelto un problema que es especialmente acuciante en verano.
¿Qué momentos destacaría como los más satisfactorios de su larga etapa?
Ver como se dan los pasos que la Consejería ha planificado, tanto en el apartado forestal como en el plan de abastecimiento, es una satisfacción enorme y una mejora de la calidad de vida para la población palentina.
¿Y los más difíciles?
Labores complicadas ha habido siempre. La crisis repercutió a la hora de no poder abordar determinadas inversiones. Por otro lado, Palencia no es una provincia especialmente mala en el tema de incendios forestales, pero sí que hemos tenido cuatro o cinco que fueron importantes y que quemaron bastante masa forestal. Su origen siempre está relacionado con causas humanas, pero no por querer quemar el monte, sino por accidentes.
¿Queda algún proyecto pendiente para la persona que le sucederá en el cargo?
Un proyecto general para la provincia que habla de llevar el agua de norte a sur desde Velilla del Río Carrión para resolver definitivamente el problema de abastecimiento y no depender de determinados sondeos o tomas de ríos.Es un gran plan a futuro. El agua saldría del embalse de Compuerto y bajaría por Saldaña. La idea es ramificar esta conducción para que el agua potable llegue a todos los pueblos. Será una de las grandes cuestiones que tendrán que abordar.
¿La sensibilidad hacia el medio ambiente ha cambiado en todo este tiempo?
Sí. El ciudadano es ahora más sensible a los temas medioambientales de lo que era hace 40 años. Creo que la gente es hoy más respetuosa con el medio ambiente en todos los sentidos y eso se acaba notando.
¿El mayor respeto al que hace referencia favorece la labor que llevan a cabo los agentes medioambientales en la provincia?
Sin duda, estos agentes tienen un papel preponderante en la conservación del medio ambiente. Que haya una mayor colaboración facilita su trabajo, que es duro, a pie de obra y a veces tienen que soportar al vecino que no está conforme o al que no le parece que la norma que aplican los guardas le favorezca. Son unos profesionales enormes y a ver si algún día conseguimos completar la plantilla, porque es dos tercios de lo que tiene que ser, según la relación de puestos de trabajo.
¿En Palencia existe el problema del furtivismo?
Creo que lo hay en todas partes. Aquí se da la circunstancia de que además de un parque natural hay una reserva regional de caza, la de Fuentes Carrionas, que ha sido emblemática durante muchos años, especialmente en el especie del ciervo. Y eso, lógicamente, atrae a cazadores legales, pero también a un cierto furtivismo asociado a esa zona, principalmente de caza mayor. Pero no es exclusivo de este lugar. Además, en el sur de la provincia tenemos una población de corzos enorme y hay un cierto repunte de prácticas ilegales. Por lo tanto, existe el furtivismo y los agentes medioambientales y de la Guardia Civil están luchando contra ello para controlarlo.
En los últimos años esta teniendo más interés el mundo rural. ¿Qué lugares son los más destacados para disfrutar del turismo de naturaleza en la provincia?
En primer lugar, la Montaña Palentina, que es un lujo en sí misma y tiene un efecto llamada enorme. Es un turismo de naturaleza y de observación de especies, como el ciervo en berrea, que atrae a muchísima gente. Eso se está tratando de ordenar para que se compatibilice el turismo con la no molestia a los animales.
En la zona sur también hay una opción para ver las aves asociadas a los complejos lagunares de la Nava, que llama la atención a muchos visitantes. Hay ciertos observatorios para hacerlo, aunque en este lugar se echa en falta algo más de infraestructura. Viene gente de fuera de España simplemente a observar las aves y a veces se encuentran con dificultades tanto de alojamiento como de algo tan sencillo como es sentarse a comer. Es un problema un poco generalizado en toda la provincia, pero esta zona tiene un potencial enorme y sería buenísimo que se incrementara la hostelería.
También está en auge la recogida de setas. ¿Cómo ha variado esta práctica?
Históricamente, las setas, entre comillas, no tenían dueño y la recolección era libre y cada uno, respetando los cerramientos y las puertas de la propiedad privada, podía recoger setas en cualquier sitio abierto.
Entonces, la Junta de Castilla y León hizo una regulación posterior y las setas tienen dueño y este es el propietario de la finca. Se sigue permitiendo una recolección que llaman episódica, pero aparece la figura del coto, de forma que el dueño de la tierra sea el que ordene y regule el aprovechamiento, facilitando unas tarjetas con un pago de una compensación económica que suele ser muy pequeña.Es decir, se siguen cogiendo setas y Palencia es muy rica en producción, pero con cierta regulación.
Recientemente, la Junta Rectora del parque regional Montaña Palentina aprobó una inversión de 2,4 millones de euros. ¿Para qué servirá esta aportación?
Por un lado, para el mantenimiento de las infraestructuras y de las sendas. Hay siempre una cuadrilla específica para ello. Por otro, se está trabajando en proyectos de caminos, como el Lebaniego y el Olvidado en colaboración con la Diputación y el Ministerio. Además, la casa del parque de Cervera de Pisuerga ha sido remodelada y la de Covalagua-Las Tuerces, que está compartida con la del Geoparque de las Loras en Aguilar de Campoo, también requiere de infraestructuras que se están haciendo.
Opina que la Montaña Palentina es una joya de la provincia. ¿Cómo ha mejorado a lo largo de su trayectoria profesional?
En la medida que ha permitido la disponibilidad presupuestaria, destacar que hay unas ayudas específicas asociadas a los municipios del parque y se han hecho obras de todo tipo. Por otro lado, creo que la gente ya percibe que, en general, no es una rémora, sino algo de lo que hay que beneficiarse. El hecho de que fuera declarado parque natural tiene algunas limitaciones, pero no tantas como los detractores quieren hacer creer. Se puede hacer casi todo, pero con cierto orden.Hay un plan de ordenación y hay que ajustarse a lo que la normativa dice. Además, es una fuente de atracción de turismo y de inversiones. No hay que olvidar que la Montaña es una zona que está copando una parte de los fondos europeos que están viniendo, tanto los de TransiciónJusta como los Next Generation.
Respecto a los ríos, comenta que están mejor que hace 30 años. ¿Son buenos lugares para la práctica deportiva de la pesca?
Sí, con el plan de depuración que finalizará en los próximos años, no cabe duda de que la calidad de las aguas mejorará. En cuanto a la fauna, en general, en todos los ríos hay unas zonas trucheras que, en buena medida, se van extendiendo muy al sur. Ya no es imposible encontrar truchas en el entorno de Palencia, aunque haya otros ciprínidos.
Hacemos censos generales de la población de truchas en distintas partes de la provincia y los resultados son incontestables. La población goza de buena salud.
Hace 20 años, en una entrevista publicada en Diario Palentino, aseguró que «los molinos aerogeneradores acabarán siendo parte del paisaje. ¿Se ha cumplido lo que pensaba o creía que el impacto iba a ser mayor o menor?
Es difícil cuantificar si es más o menos, pero que son parte del paisaje es indudable. Los molinos aerogeneradores tienen un impacto visual, pero han pasado todos un procedimiento de evaluación de impacto ambiental por parte de la Junta, en unos casos, y por parte del Estado, en otros. Y los que se han puesto es porque han pasado esos filtros pensando que el impacto era asumible.Desde luego, el paisaje algo ha cambiado, no cabe duda.Seguramente los chicos nacidos desde el 2005 han nacido ya viéndolos y seguramente los note menos que los que peinamos ya canas y hemos visto el paisaje cuando no existían los molinos.
En materia de incendios, explica que Palencia «no es una provincia especialmente mala». ¿A qué es debido esta situación?
Aquí no hay especialmente una cultura del fuego como en otras provincias.La hubo en los años 80 del siglo XX en una zona muy concreta del norte, donde había ciertas quemas de invierno para regenerar pasto. Lo que se hizo fue darla un tratamiento especial, felicitando desbroces, enmiendas y encalados, de forma que se transformaran brezales y escobales en pastizales para el uso del ganado. Por otra parte, cuando no quedaba más remedio o era factible, se les acompañó en quemas controladas de pequeñas zonas con ese mismo fin y para mejorar el espacio de cara a los ataques de lobos. Aquella forma incendiaria se atajó de esta manera tras varios años trabajando en el tema y desapareció. Fuera de eso, aquí lo que ha habido son accidentes.Todos los incendios han sido un accidente: una chispa, un descuido, una negligencia y nada más.El problema es que, según la zona, cuando hay un incendio y hay viento el problema causa un daño mayor. ¿Por qué no suelen ocurrir? El delegado territorial presentó la campaña hace poco y dio los datos. La mayor parte de los incendios son conatos. ¿Qué quiere decir? Que se llega rápidamente y se apagan. Esa es la clave: acudir rápidamente al incendio y estar muy encima. Nuevamente la labor de los agentes medioambientales y de los equipos preparados es fundamental.
¿Se espera un verano complicado en esta materia?
A mí no me gusta hacer previsiones.Cuando llueve mucho en primavera, generalmente lo que tenemos es una cantidad enorme de vegetación que cuando se agosta se transforma en combustible con el peligro correspondiente. Por otra parte, cuando la lluvia persiste como lo ha hecho, la humedad aguanta más tiempo y, entonces, si ocurre algo, el fuego no corre igual. Es, por tanto, un poco imprevisible. En cualquier caso, entre el 15 de julio y el 30 de agosto será cuando más miedo tendremos.
A principios de mes se declaró la emergencia cinegética en el norte. ¿Qué esperan con esta declaración de la Junta?
Que las especies cinéticas alcancen el equilibrio adecuado. Cuando en algún momento hay exceso de fauna, se aprueban medidas extraordinarias para que esa población se mantenga en unos niveles sostenibles y compatibles con el resto de especies.
En este punto tenemos un factor a considerar que es el lobo. Tengo que hablar de este animal porque es obligado romper una lanza a favor de la recuperación de un estatus que tenía antes. Europa ya ha dicho que sería conveniente rebajar la protección actual de forma de que se pudiera controlar de la misma manera que se hacía antes. Al no hacerlo así, la cabaña ganadera está sufriendo mucho. Esperemos que esta iniciativa europea pueda llegar a buen puerto y que el lobo quede fuera del Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial (Lespre) al norte del Duero.
¿Es posible una caza sostenible para minimizar los daños que genera al ganado?
Los datos son muy obstinados. Cuando se cazaba el lobo había la población que había.Se hizo un censo en 2010-2011 y se siguió cazando. En el siguiente, la población había crecido. Ahora no se caza y el número de ejemplares sigue subiendo. No me parece que la caza y el lobo fueran incompatibles. Y quiero destacar que se seguía un plan específico con unos cupos concretos que nunca se alcanzó. La compatibilidad entre caza y lobo es evidente, siempre que sea ordenada y racional. Y lo contrario está produciendo un perjuicio de la cabaña ganadera muy importante.
Por último, a lo largo de su trayectoria ha recibido críticas de colectivos ecologistas. ¿Qué opinión tiene de ello?
Estamos en un país libre y la opinión y la crítica cualquiera puede hacerla y debe ser siempre bien recibida sin más limitación que el respeto, por una parte, y ajustarse lo más posible a la verdad, por otra. Están en su perfecto derecho de hacerlas y si opinan así lo mejor que hacen es reflejarlo. Otra cosa es que las comparta. ¡Cómo es posible que se hagan determinadas afirmaciones, por ejemplo, en temas de impacto ambiental! Parece que es este jefe de servicio ha decidido que se pongan los molinos, cuando hay una comisión de 24 personas (entre las cuales están representadas los colectivos conservacionistas) que hace una propuesta que a su vez aprueba el delegado territorial o el Consejero. Y si es este, lo hace después de pasar un filtro en la dirección general correspondiente. Esto es sabido y es público. ¿Por qué lo dicen? Bueno, ellos opinarán que no es así y yo respeto todas las opiniones sin más limitación que el respeto y que se ajusten a la verdad.