Viajemos a cualquier lugar: si la ilusión acompaña, para siempre, será en nuestra mente, revivir un tiempo grato. Inolvidable. Cuando llegué a Palencia solamente había viajado hasta Cubillas y a Dueñas donde mi madre, encajera y bordadora, tenía clientas para quienes sus manos hábiles tejían encaje de bolillos o bordaban mantelerías de Lagartera. Sí conocí bien mi tierra extremeña y con los numerosos premios de mi marido recorrí muchas regiones. Era verano y los abuelos y una muchachita cuidaban de nuestros hijos. Amén de regalos, el dinero del premio significaba conocer la hermosura que España nos ofrece.
Santillana del Mar, Barcelona, Lérida, Sevilla, Granada, Barcelona, Vitoria, donde el alcalde se agachó -nos acompañaba a la cena de gala- a recoger el papel de un caramelo. Alabé la limpieza de la ciudad, respondió que todos colaboraban. Doy fe. Vuelvo a Brañosera. Una sorpresa: dejar el bosque de robles de Barruelo y descubrir el lugar: hermosas casas de roble, piedra y teja. Vistamos los restos románicos de la iglesia. Buena gastronomía. Encontrar reunido Arte, Naturaleza e Historia en el municipio, todo un lujo. Lejos del ensordecedor ruido del fin de semana en calles céntricas donde se diría que todo el mundo tiene derecho a gritar más que el vecino. Pendiente volver y disfrutar de brezos, tomillos y hayas, los dos primeros me hubiesen recordado a mi tierra extremeña. No fue posible. Brañosera: primer municipio de España. Tuvimos suerte. También nació en Palencia la primera universidad en aquel Studium Generale que favoreció un obispo culto y desprendido Tello Téllez.
¿Por qué la plaza de San Pablo,no tiene una placa grande que recuerde qué simboliza el monumento? Lo comentó Marcelino García Velasco a la consejera de Cultura de la Junta, doña Josefa Fernández Arufe, en el pregón de inauguración del monumento erigido en la plaza. La iglesia llena a rebosar. Olvidaron a la mujer del poeta, apoyada en una columna, hasta que el político Villarrubia me vio y cedió su asiento en el banco. Persona amable y educada. Recuerden las palabras de Munio Núñez: «Os regalamos para poblarle, aquel lugar que se llama Braña Osaria, con sus montes, sus ríos, sus fuentes y valles y os señalamos como límites…». Viajemos a Brañosera. Sí.