El cultivo de la remolacha en Palencia sigue en progresivo aumento en los últimos años gracias a los «atractivos» precios a los que se paga el producto y los avances tecnológicos, que ayudan a mejorar la calidad de vida de quienes siguen apostando por esta herbácea.
Pocos se podían imaginar que este producto resistiera en los campos de labranza 22 años después del cierre de la última molturadora palentina, pero lo cierto es que ha experimentado un notable crecimiento en las últimas campañas: 2.629 hectáreas en este 2024 y 1.768 en 2023 frente a las escasas 680 que se registraron en la temporada de 2022. Dicho de otra forma, en apenas tres años el cultivo ha multiplicado por cuatro su presencia en la provincia palentina. Sin embargo, los datos aún están muy lejos de alcanzar las 8.000 existentes en la segunda mitad del siglo XX o las 6.262 de 2002.
Con los datos sobre la mesa, la producción total estimada para Palencia rondará las 262.000 toneladas, 71.000 más que las 191.000 que se contabilizaron en 2023. En 2022 se sacaron de la tierra 59.568, lo que supone que este año se ha cuadruplicado esta cifra.
Uno de los culpables de que este producto siga estrechamente vinculado al sector agropecuario en la provincia son los precios a los que se paga: 61 euros por tonelada en el caso de la cooperativa agrícola Acor, hasta donde llega el «80 por ciento del producto palentino», según las estimaciones que maneja Asaja.
Por otro lado, cabe señalar que en la presente campaña las aplicaciones de insecticidas con materias activas autorizadas se llevaron a cabo en el momento óptimo en líneas generales y esta dinámica de control sobre el cultivo propició que los síntomas de amarillez virótica fueran menores que la pasada campaña. Además, la incidencia de la cercospora, la enfermedad foliar más agresiva, ha sido menor. También hay que destacar las lluvias y las temperaturas suaves de septiembre lo que ha beneficiado el desarrollo del cultivo y la posibilidad de mejora.
EN EL TOP 5
Acor procesará en Olmedo 1.050 hectáreas de remolachas palentinas, 250 más que la pasada campaña. Con estos datos, la provincia se sitúa en el top 5 de Castilla y León por detrás de Valladolid (3.800), León (1.600), Burgos (1.470) y Ávila (1.288). En total, hasta Olmedo llegarán herbáceas procedentes de 12.150 hectáreas castellanas y leonesas, además de 525 procedentes de la provincia vasca de Álava.
A este respecto cabe señalar que las primeras 30.000 toneladas que se encuentran en las instalaciones tienen una polarización media de 16,5º, un grado más que la media del pasado año. «Tenemos que ser prudentes, pero al mismo tiempo somos optimistas con estos primeros datos», señala el presidente de la cooperativa, Jesús Posadas.
ARTURO GARCÍA: «El precio es inmejorable y se han experimentado grandes avances, pero es un cultivo muy delicado»
Arturo García es una de las voces más autorizadas del cultivo de la remolacha en la provincia en su doble condición de responsable sectorial en la organización agraria Asaja y agricultor dedicado a este cultivo desde hace décadas en su explotación de Lantadilla.
Entre los aspectos positivos, destaca el precio al que se paga la herbácea en los últimos años. Es más, califica de «inmejorables» los 61 euros por hectáreas garantizados por la cooperativa Acor. «Cuando siembras, ya sabes lo que vas a cobrar y eso es una garantía para los agricultores», subraya García en declaraciones a este periódico.
Sin embargo, no encuentra el necesario relevo generacional en el campo, como ocurre con otros muchos productos. «Los que nos dedicamos a la remolacha somos todos nacidos en la década de los sesenta, pocos hay más jóvenes, salvo que se trate de fincas familiares en las que trabajen padres e hijos. Es un cultivo que se ha demonizado desde siempre y eso ha tenido sus consecuencias», reconoce.
No obstante, el responsable sectorial de Asaja pone en valor los importantes avances tecnológicos experimentados en los últimos años, desde la recogida manual con la ayuda de mulas a la maquinaría agrícola actual. «Lo que antes te llevaba semanas, ahora lo puedes resolver en una sola jornada», manifiesta.
Esto ha ayudado, precisamente, al crecimiento sostenido de la remolacha en los últimos años en todos los rincones de la provincia. No obstante, sigue siendo un cultivo que requiere una entera dedicación y «no descuidarse ni un solo día» para prevenir las enfermedades que pueden afectar a la planta.
«La remolacha es muy delicada, pero ya no hay que estar con el lomo al sol. Ahora está todo muy avanzado, nada que ver con tiempos pasados en los que cuando acabábamos de cosechar ya empezábamos a sembrar la campaña siguiente», rememora el agricultor. «Hemos ganado en calidad de vida, y eso es importante», concluye.