El 26 de septiembre de 1992, en un Osasuna-Valencia, Miguel Merino ejecutó uno de los mejores goles de cabeza que se han marcado en la historia moderna de LaLiga: una 'plancha hacia atrás', saltando en dirección contraria a la portería y girando el cuello para colocar el balón cerca de la escuadra de Sempere. Merino, madrileño que se instaló en Pamplona después de casi 500 partidos profesionales, fue padre tras cuatro años de aquel remate imposible… y cinco después de anotar en Stuttgart (5 de noviembre de 1991) uno de los goles más importantes de su carrera: el segundo del 2-3 con que el bloque 'rojillo' tomaba el Neckarstadion. Lo narró Juan Carlos Rivero para TVE. Y Miguel se fue al banderín de córner a dar esa vueltecita con la que festejaba sus tantos, la misma con la que Mikel, su hijo, celebró el gol que metía a España en las semifinales de la Eurocopa. Treinta y tres años después. Fue en la otra portería, pero en la misma ciudad. La capital del estado de Baden-Württenberg ya se escribe con letras doradas en la familia Merino: Mikel debutó como internacional absoluto en el mismo estadio donde tocó la gloria, un 3 de septiembre de 2020.
debut y auge. Pero antes de llegar a lo más alto, el pequeño de los Merino (Pamplona, 22 de junio de 1996) cumplió religiosamente todos los plazos exigidos en la cantera de Osasuna. Zurdo aplicado, trotón pero tácticamente impecable, buen llegador, cabeceador por herencia paterna y útil en cada posición del mediocampo. Características que convencieron primero a Jan Urban (técnico del primer equipo entonces) y después a Enrique Martín, ideólogo del ascenso a Primera en la 15/16.
En aquel 'play-off', ese tipo de gesto tímido y zurda exquisita marca tres goles. Y el Borussia Dortmund, atento a los viveros del Viejo Continente, pesca en Pamplona: Merino sale hacia Alemania a cambio de cinco millones de euros. Thomas Tuchel fue el primer tapón en su progresión (apenas jugó nueve partidos) y salió cedido al año siguiente hacia Newcastle, donde Rafa Benítez va moldeando a un mediocentro que ocupa mucho campo y tiene instinto para asomarse al balcón del área: la Real tarda solo un año en hacer su apuesta, 12 millones a cambio del chico de Pamplona.
Imanol por un lado y Luis De la Fuente por el otro encuentran la mejor versión de Mikel. «Tener a alguien que nunca falla es una bendición», comentó el hoy seleccionador absoluto, que confió en el navarro para ser campeón de Europa sub'21 en 2019 y plata olímpica en 2021. En medio, la Copa del Rey 2020, en cuya final fue designado 'MVP'.