La Yutera coordina un proyecto europeo para la mujer rural

DP
-

En el laboratorio español, uno de los nueve puestos en marcha en el marco del Grass Ceiling, participan ocho agricultoras y ganaderas, cuatro de ellas palentinas

La Yutera coordina un proyecto europeo para la mujer rural

Grass Ceiling, un proyecto de la UE que tiene como principal objetivo empoderar a las mujeres rurales y aumentar el número de iniciativas innovadoras desde una óptica de sostenibilidad (económica, social y ambiental) en el sector agrario y los pueblos, réune a 25 socios de nueve países, entre ellos España, donde el campus palentino de la Universidad de Valladolid, UVa, coordina el laboratorio de experiencias junto a Cooperativas Agroalimentarias de España y Ciheam Zaragoza.

La innovación socioecológica en el agro y en las zonas rurales es un tema en desarrollo en Europa y Grass Ceiling garantizará que las mujeres puedan participar plenamente en dicho proceso. El proyecto se presenta como  foro en el que las mujeres puedan impulsar proyectos innovadores en el sector agrario, en el contexto de la transición social y ecológica, es decir, iniciativas que den respuesta a los actuales desafíos sociales y ambientales y que fortalezcan la resiliencia de las zonas rurales. El proyecto acaba de arrancar y se prolongará hasta diciembre de 2025, con una dotación de 2,8 millones de euros.

Para alcanzar los objetivos propuestos, el proyecto establece nueve laboratorios de experiencias, uno por país, que «capacitará a entre seis y ocho mujeres -en el caso de España- y establecerá un sistema de innovación y aprendizaje en red que apoyará a las mujeres innovadoras rurales, fortalecerá su identidad en lo que a innovación se refiere y tratará de transformar los estereotipos de género, compartiendo experiencias y buenas prácticas», explica Margarita Rico, de la Escuela Técnica Superior de Ingenierías Agrarias, Etsiaa, y quien dirige el equipo de investigadores. «En este foro -añade- las mujeres pueden impulsar proyectos innovadores en el sector agrario, en el contexto de la transición social y ecológica, es decir, iniciativas que den respuesta a los actuales desafíos sociales y ambientales y que fortalezcan la resiliencia de las zonas rurales».

En el laborario se cuenta con ocho mujeres inmersas en procesos de innovación dentro del sector agrícola y ganadero perteneciente a territorios de Castilla y León (cuatro palentinas: Silvia González -Villaconancio-, Ana María Olmo -Collazos de Boedo-, Amada de Salas -Dueñas- y Laura Polo -Alba de Cerrato- y una burgalesa), Asturias (una)  y Aragón (dos). Participarán también expertos del mundo empresarial, académico, administraciones públicas y organizaciones agrarias. «Son todas  ellas mujeres jóvenes y muy formadas, la mitad con estudios universitarios, y en todos los casos con cursos relacionados con el sector, y es que ellas mismas reconocen que no les queda otra que adaptarse a las nuevas épocas y mercados si quieren ser exitosas en su explotación», comenta Rico.

El pasado junio tuvo lugar, en las instalaciones del campus palentino, el primero de los encuentros presenciales perteneciente al laboratorio de experiencias (Living Lab) del Grass Ceiling en España. La coordinación de la jornada corrió a cargo del equipo académico de la UVa y de Cooperativas AgroAlimentarias de España y contó con  la participación de las ocho mujeres agricultoras y ganaderas así como nueve agentes externos relacionados con la temática del proyecto.

En esta primera toma de contacto, Margarita Rico explica que se reflexionó en torno al concepto de innovación agraria, entendido como un proceso de avance y de transformación destinado a generar utilidad tanto en productos como en procesos y a escala no solo productiva sino también comercial, organizativa, ambiental, social o en la gestión empresarial e institucional.

Posteriormente, el debate se centró en analizar los factores positivos y negativos que actualmente están condicionando que la mujer adopte un rol de liderazgo en el sector agrario. Asimismo, se conversó acerca de las posibles acciones que facilitarían que las agricultoras y ganaderas ostentaran una mayor visibilización de su trabajo en todos los ámbitos.

La valoración global del encuentro fue muy positiva por parte de todos los participantes, que coincidieron al apostar por este tipo de metodologías participativas y de trabajo en red para analizar una realidad tan amplia y compleja. Sirvió también para estrechar lazos de apoyo y para intercambiar puntos de vista, conocimientos y buenas prácticas. 

PROBLEMAS EN MATERIA DE GÉNERO Y SECTORIALES. Entre los problemas detectados. en materia de género Margarita Rico habla de la discriminación por ser mujer en aspectos como preguntar por el marido o el padre, algo que «está tan interiorizado que se le resta importancia», o indumentaria. En cuanto a los sectoriales, tienen  que  ver con las trabas burocráricas, y eso «merma tiempo de estar en el campo».  También   tienen que ver con el trabajo reproductivo y de cuidados, que «sigue recayendo en  las mujeres,  y eso hace  que las explotaciones que estas lideran sean más pequeñas y menos  rentables». «Demandan un cambio de cultura, internalizar dentro de la  sociedad que todos somos iguales», afirma, a la vez que hace hincapié en el tema de la maternidad, y es que «las mujeres  son las que fijan población pero después se las penaliza cuando son madres desde distintos frentes… Parecen cosas que están superadas, pero  no».

UNA PROBLEMÁTICA SIMILAR. En el resto de socios europeos la problemática es similar, según expone Margarita Rico, y se refiere a la falta de información de estas mujeres rurales sobre ayudas, estrategias que se están llevando a cabo o de los que están haciendo al lado y que puede llevar a poner en marcha  iniciativas colaborativas.  «Comunes son también los problemas que  existen en el medio rural, relacionados con la infradotación de servicios», asevera.  

«Se ve que en el sector agrario las mujeres poco a poco están formando parte de él, eso sí, muy despacio, pero cada vez son más y con iniciativas exitosas y nuevas. Se ve un caldo de cultivo,  pero ahora lo que hace  falta es acompañar, y una de las medidas  indispensables es el apoyo a las zonas rurales», concluye la investigadora. 

A modo de resumen, decir que este nuevo proyecto de la UE,  Grass Ceiling, establece laboratorios de experiencias en nueve países, en los que participan mujeres rurales innovadoras junto con expertos en diversos ámbitos para capacitar a 72 mujeres y establecer un sistema de aprendizaje e innovación en red.