El obispo, Mikel Gaciandía, aprovechó su comparecencia de ayer para presentar el encuentro diocesano de inicio de curso -en el que la Iglesia palentina reúne a unas 300 personas de la capital y comarcas de toda la provincia- para defender e incidir en la necesidad de concienciarse y dar el apoyo social que precisa la población inmigrante. «La Comunidad Episcopal Española ha sacado un documento que aboga porque las sociedades occidentales y, específicamente en el caso de la Iglesia Católica, se encuentran con familias y personas con muchísima iniciativa y, en muchos casos, con una gran formación. Han venido aquí buscando una vida mejor y no solo debemos abrirles las puertas de nuestras parroquia, sino también de valernos de los carismas y dones que ellos tienen para impulsar a nuestras propias comunidades», aseveró.
Además, el prelado se postuló a favor no solo de la acogida de la inmigración, «porque tenemos que hacerlo y somos cristianos», sino que consideró que «se trata de un regalo y una maravillosa oportunidad». Así, matizó que «esta gente ayuda a rejuvenecer las comunidades y las da más brío, siendo un reto importante porque no siempre como Iglesia se ha sabido detectar a estas personas y acogerlas en esta línea».
curso pastoral. Mikel Garciandía quiso con este mensaje hacer alusión al encuentro diocesano de inicio de curso bajo el lema Abriendo puertas, comunidades en camino, con distintas actividades y talleres mañana y tarde en el pabellón deportivo del colegio Maristas. Se trata del acto anual en el que más personas implicadas en la Diócesis se dan cita en un mismo lugar en una jornada de convivencia. Participarán 300 personas de la capital y comarcas de toda la provincia entre Equipos de las Delegaciones y Secretariados, a los Consejos Pastorales de todas las distintas zonas, religiosos, agentes de Pastoral (Catequistas, militantes, profesores de religión, animadores y acompañantes) y a los miembros de los grupos de las parroquias, unidades pastorales y cofradías.
«Al llegar a Palencia decía que me había montado en un tren en marcha asumiendo las iniciativas diocesanas. Estamos en octubre y antes trabajamos sobre distintas aportaciones en verano. Hubo momentos de discernimiento y hemos visto causas distintas con las que ya me veo totalmente reflejado, ahondando en ellas este curso», señaló el obispo, Mikel Garciandía.
aportaciones variadas. Miguel Pérez, vicario diocesano de Pastoral, destacó que todo el grupo humano del colectivo eclesial ha dado forma a la programación que ahora se inicia mediante aportaciones de grupos, asociaciones, parroquias, laicos, religiosos y curas. «Un equipo organizó toda esa información y, al final, los órganos de representación deciden por dónde caminar juntos. Hace un año desde el proceso sinodal a nivel mundial y uno de los principales objetivos de la Iglesia es el de acoger a las personas, sean como sean, piensen de una forma o de otra, escuchar y no imponer nuestras opiniones, ofrecer ayuda, facilitar la vida, abrir el corazón y la mente a lo diferente», desgranó.
Macu Martín, miembro del equipo del Plan Pastoral y delegada diocesana para el Sínodo, detalló los motivos del encuentro de hoy. «Somos 300 personas de lugares distintos, hombres, mujeres de diferentes edades y nos reunimos para convivir y animarnos a iniciar el curso en las comunidades cristianas a las que pertenecemos. Se trata de organizar el trabajo desde la realidad social en la que se vive en cada comarca, dinamizar grupos también de niños y jóvenes y aprender a escuchar a los que hoy lo están pasando mal», aseveró.