La Guardia Civil de Palencia ha investigado a un hombre de 50 años y nacionalidad española por un supuesto delito de caza furtiva. Esta actuación, llevada a cabo por especialistas del Servicio de Protección de la Naturaleza (SEPRONA), comenzó el 23 de febrero, cuando una patrulla, durante su servicio, observó un grupo de buitres sobrevolando una tierra de cultivo situada en los alrededores de Aguilar de Campoo.
Los agentes se trasladaron hasta el lugar de los hechos y localizaron restos de sangre y de vísceras, pero ningún cuerpo. Tras una inspección ocular, observaron un rastro de sangre que siguieron hasta localizar una cabeza de ciervo (cervus elaphus) atada a un árbol.
Al examinarla, observaron como la sangre todavía era fresca y muy roja, evidencias claras de una actividad reciente, lo que unido a dejar la cabeza oculta en una zona de árboles y atada a uno de ellos hizo sospechar de que se trataba de cazadores furtivos.
De manera paralela, los especialistas del SEPRONA realizaron varias investigaciones y localizaron en una ganadería próxima, restos ya eviscerados de un ciervo.
Se procedió a tomar dos muestras de carne de dichos restos para su análisis y se enviaron al laboratorio de Medio Ambiente del SECRIM (Servicio de Criminalística de la Guardia Civil), quien confirmó que en todas las muestras se encontró un mismo perfil genético, prueba que confirmaba que la cabeza localizada era la del ciervo encontrado en la ganadería. De esta manera, se pudo determinar la autoría de este delito contra los recursos naturales y el medio ambiente. Esta actuación se encuadra dentro de la Operación CEVOS, desarrollada por la Guardia Civil de Palencia para luchar contra el furtivismo de especies silvestres