Mucha tensión, una gran carga emocional, incertidumbre y bastante nerviosismo son circunstancias que, con total seguridad, sufre una persona cuando tiene enfrente a otra que amenaza o intenta quitarse la vida. «Son intervenciones que tienen un grave riesgo», coinciden Félix Herrero, Roberto Pellejero, Rubén Muñoz y Alejandro Peláez, cuatro miembros de la Policía Local de Palencia que se encontraron ante esta tesitura y lograron neutralizar a las dos personas que querían suicidarse. «Cuando actúas en estos casos no sabes la respuesta y si sale bien es muy grato, pero si actúas y vas a salvarla y pierde la vida puede ser una carga para nosotros. Y lo haces en décimas de segundo, de manera intuitiva, y luego piensas en lo que has hecho», comentan meses después de las intervenciones por las que les fue concedida la medalla al mérito policial de Castilla y León en la gala que se celebrará el miércoles en Burgos.
En el primero de los casos, que tuvo lugar en abril, Peláez y Muñoz acuden a auxiliar a una mujer que deambulaba por la calzada en la avenida Reyes Católicos bajo los efectos del alcohol o de otra droga. Al no disponer de documentación y no ofrecer datos fehacientes sobre su edad, los agentes acompañan a la joven hasta su domicilio. Allí se entrevistan con la casera y dos inquilinas y observan cómo la persona a la que atendieron en la calle pierde el conocimiento tras una crisis de ansiedad. Ante esta situación, llamar a los servicios de emergencia.
La mujer, que finalmente se descubre que era mayor de edad, vuelve en sí y comienza a discutir de nuevo, pero, por segunda vez, pierde momentáneamente la conciencia. Posteriormente se dirige a la cocina, coge un cuchillo y lo esgrime mientras se acerca a uno de los agentes gritándole «no te acerques+, no te acerques» y, acto seguido, comienza a autolesionarse la muñeca izquierda. En este momento, uno de los policías se lanzó hacia ella, sujetándole la mano y apartando el cuchillo, que recoge su compañero.
«El momento más duro de la intervención fue cuando puso el cuchillo a metro y medio de mí. Teníamos mucha incertidumbre porque no sabíamos lo que iba a hacer, si iba a ir a por una amiga, suicidarse o ir hacia nosotros. Miedo no llegas a pasar porque no te da tiempo a tenerlo», declara Muñoz.
EN EL EFIDES. En el segundo caso, Herrero y Pellejero acuden alertados por una llamada que les informaba de que hay una mujer de 30 años con una pierna fuera del balcón del Efides, en el barrio del Cristo. Cuando llegan al lugar de los hechos, se encuentran que la persona está sentada en la poyata con las dos piernas fuera amenazando con tirarse. Por ello, los agentes reclamaron la ayuda de bomberos y de la unidad medicalizada de urgencias.Además, llegan otra dotación policial y dos más de la Policía Nacional. Herrero y Pellejero, aprovechando que están hablando con la mujer desde el exterior, van acercándose poco a poco y, finalmente, la agarran y evitan que se tire del balcón.Tanto en una como en otra operación, las personas neutralizadas fueron derivadas al hospital RíoCarrión.
Explican que fue un proceso «duro» desde que la vieron por primera vez. «Había que gestionar los pasos para evitar que se precipitara.Cualquier actuación en falso podía acabar con su vida», añade Herrero. Hablaron también con personas del Efides para conocer más sobre la víctima, tratarla psicológicamente de manera adecuada y no introducir cuestiones que pudieran incitarla aún más a lanzarse al vacío.
Por desgracia, exponen que las llamadas por este motivo son cada vez más comunes y reclaman a la población que, si observan casos de este tipo, no se dediquen a grabarlo con el móvil o a mirarlo desde primera fila por delante de las fuerzas de seguridad y los servicios de emergencia.