Le he escuchado decir que cada arruga de su cara es el reflejo del sufrimiento de su vida y de lo duro que ha sido el camino
Así es. Me gustaría que alguien hubiera apretado un botón para que mi vida y mi trayectoria profesional hubiesen sido un poquito amables, pero por desgracia no fue así. Pese a todo, acepto lo que me ha tocado y sigo dando gracias por poder estar donde estoy.
Es difícil no guardar rencor al toro cuando ha perdido un ojo en un percance. Sin embargo, usted afirma que si se juega la vida es por amor a este animal
«La faena de Valencia fue de las más rotundas de mi vida»No le guardo rencor alguno ni por mi ojo ni por ninguna otra cosa. El toro me lo ha dado todo y lo que soy se lo debo. Me dio a conocer y gracias a él he formado mi familia, pues a mi mujer la conocí en el mundo taurino. Por lo tanto, siempre le estaré tremendamente agradecido.
Aquel percance llegó en Albacete en 2018 tras una grandísima temporada a sus espaldas
Aquello fue un antes y un después ya no en mi carrera, sino en mi vida, algo tremendamente complejo de asimilar y de poder sacar adelante, si bien tuve la capacidad de saberlo hacer.
Profesionalmente le tuvo que cambiar, pues su ángulo visual ya no es el mismo. Así que le habrá tocado tirar de intuición
Es muy complicado, no solo ya para torear, sino para tu vida diaria. Un problema que veo desde que me levanto hasta que me acuesto, si bien prefiero darle naturalidad al asunto. No fue fácil ni lo es todavía, pues pierdes la visión tridimensional para siempre. En cuanto a ángulos y distancias, muchas veces no los controlo, pero es algo que intento trabajar para que fluya de manera normal delante del toro. Y la mejor manera para conseguirlo es que haya los menos parones posibles.
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