Tanto en la música como en la prensa del corazón, Julio Iglesias ha sido el indiscutible rey. Se ganó pronto la fama de conquistador y galán con su elegancia en la puesta de escena, con su mano siempre en el pecho, su susurrante voz y su forma de contar las canciones. Sus claras dotes de Don Juan con las mujeres le han perseguido siempre y se ha llegado a especular con que ha tenido más de 3.000 affaires.
Padre de ocho hijos, nueve si se cuenta al no reconocido (Javier Sánchez Santos), abuelo de cinco nietos y con dos matrimonios a sus espaldas, Julio Iglesias ha roto tantos corazones como récords establecidos. «Genéticamente infiel», se declaró ante las cámaras el señor con tendencia de tunante al que le gustan las mujeres y el vino como tararea la letra de su canción.
Competitivo en el escenario a más no poder. En su carrera también ha sufrido varapalos. Uno de sus importantes dramas, tras superar una depresión, es que su hijo Enrique no entrase en la industria musical de su mano. Ambos estuvieron una década sin dirigirse la palabra. Además de rivalizar al ser candidatos a los Grammy como mejores cantantes latinos en 1997. Ganó el padre. En la actualidad, Enrique mantiene una relación bastante buena con su progenitor y sus hermanos a los que suele visitar asiduamente en Miami.
A pesar de lo que digan, Julio Iglesias sigue entonando su famoso sencillo Je n'ai pas changé (No he cambiado). Pose de señor en su perfil bueno (la parte derecha de la cara), impoluto y elegante en su vestimenta, educado, generoso, siempre, con buen humor... una figura inigualable.