Detectives sagaces y con gran olfato

Sara Diez
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Nao, Gea y Urko son tres perros pastor belga malinois miembros de la Unidad Canina de la Policía Local. Se formaron en Burgos para poder colaborar con la detección de las sustancias estupefacientes

Nao, Gea y Urko. Los tres perros de la Unidad Canina entrenan cada día para no perder su destreza. - Foto: SARA MUNIOSGUREN

La Unidad Canina de Burgos puso en marcha un curso para adiestrar a los perros de la policía en mayo del año pasado.  Para ello, sacaron un listado para que todos los interesados pudieran apunarse. Tres miembros de la Policía Local de Palencia inscribieron a tres canes para que pudieran comenzar el entrenamiento en junio de 2023. Allí, Javier Macho, el instructor, les enseñó para que formaran parte de la Unidad Canina (UICAN).

Cada agente de policía viene de una Unidad diferente: un compañero venía del turno de día, otro del de noche y el otro de medioambiente. Así que este curso de adiestramiento canino «supuso un cambio radical para todos nosotros», afirmaron los policías. Los perros son los compañeros de trabajo de los agentes, por lo que les acompañan todos los días a su puesto, donde entrenan diariamente. Hay que tener unas pautas de disciplina específicas y en ese sentido hay que mantenerlo para que el trabajo sea lo mejor posible.

Los perros se formaron en cuatro semanas, divididas en cinco meses. La primera fue en junio, la segunda en agosto, la tercera en septiembre y la última en octubre del año pasado. El curso de Burgos contaba con varios instructores para poder adiestrar a todos los canes. Los inscritos acudían allí durante una semana entera, es decir, de lunes a viernes. Duraba de 8 a 14, luego había un descanso y seguían de 16 a 18 horas. 

Nao, Gea y Urko. Los tres perros de la Unidad Canina entrenan cada día para no perder su destreza.Nao, Gea y Urko. Los tres perros de la Unidad Canina entrenan cada día para no perder su destreza. - Foto: SARA MUNIOSGURENLa formación de los perros «fue bastante complicada, porque al final supone bastante disciplina», comentaron los agentes de los perros. Además, cuando terminó el curso, los policías siguieron adiestrándoles de manera continua, para que no perdieran todas las facultades que aprendieron en Burgos. Así que, «en ningún momento paran de entrenar», recalcaron. Si bien «buscar el equilibrio es muy complicado para que el perro esté lo mejor posible en formación continua», explicaron.

Los policías locales los adiestraron con mucha paciencia, y para ello, contactaron con la colaboración de varios instructores de Burgos con los que están en continuo contacto. Asimismo, cada seis meses o cada año hacen cursos de renovación, los cuales duran una semana. Por otro lado, la recompensa que reciben los perros consiste en jugar, es decir, cuando lo hacen bien les tiran su juguete preferido para que se diviertan tras el trabajo realizado. 

La Unidad Canina de la policía tiene numerosas ventajas. Una de ellas es que les facilita mucho a la hora de encontrar sustancias estupefacientes en cualquier sitio. Los perros, que tienen un olfato privilegiado y que pueden oler a las personas y los objetos que están a una distancia de 20 kilómetros, tardan alrededor de uno o dos minutos en registrar todo e indican con su nariz donde están esas sustancias. Si no trabajaran los canes, esta labor de detección sería un proceso mucho más lento.

Nao, Gea y Urko. Los tres perros de la Unidad Canina entrenan cada día para no perder su destreza.Nao, Gea y Urko. Los tres perros de la Unidad Canina entrenan cada día para no perder su destreza. - Foto: SARA MUNIOSGURENOtro beneficio es que, en ese sentido, facilitan en los efectivos mucho el trabajo a la hora de registrar a una persona, pues en el momento de cachear a alguien, los agentes prácticamente no tienen que hacer nada, aseguran los miembros de la Unidad Canina. Para ello, van intercalando en cada una de las intervenciones entre los tres canes. Aunque Nao y Gea, los más pequeños, suelen trabajan muy bien los dos juntos, así que es muy positivo. 

La Unidad Canina utiliza el sistema denominado marcaje pasivo. Este proceso consiste en que el perro en ningún momento entra en contacto con la sustancia estupefaciente. Para ello, marcan la zona señalando con la nariz en un lugar en concreto para poder identificarlo. Además, durante la detección pasiva quieren evitar que el perro toque a la persona con las patas o que le arañe, para que sea un proceso rápido, muy seguro y que no haya ningún tipo de riesgo para ninguno de los dos.

NAO, GEA Y URKO. Los tres canes son de raza pastor belga malinois. El mayor es Urko, que tiene cuatro años. Los más pequeños son Nao y Gea, que tan solo tienen tres años. Hay dos machos y una hembra. Según explicaron los miembros de la Unidad Canina, los perros dejan de trabajar cuando son adultos y ya no tienen ganas de jugar, porque ya no lo ven como un premio. Además, a medida que se hacen mayores pierden facultades olfativas.

Nao, Gea y Urko. Los tres perros de la Unidad Canina entrenan cada día para no perder su destreza.
Nao, Gea y Urko. Los tres perros de la Unidad Canina entrenan cada día para no perder su destreza. - Foto: SARA MUNIOSGUREN
Por otro lado, las órdenes que reciben Nao, Gea y Urko son en alemán, porque «imponen más y así los canes obedecen siempre», explicaron los agentes. Si acatan todos los mandatos, recibirán la recompensa una vez hayan acabado con su trabajo.