Orígenes arraigados

Myriam Esteban
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Destaca los espacios al aire libre y varias localizaciones de su pueblo natal

Malena Castro en el parque Isabelino de Torquemada - Foto: DP

PASIONES: Junto con el deporte, entre sus pasiones están la moda y la repostería.

TRAYECTORIA: Comenzó a entrenar judo a los cinco años debido a que veía a su hermano hacerlo y le «encantaba». Sus primeras andaduras por este deporte fueron en el Judo Club Palencia. Junto con su entrenador Tino consiguó muchas victorias, entre ellas, su primera medalla nacional. A los 13 años se trasladó a Madrid donde por las mañanas y tardes estudiaba y entrenaba en el centro de alto rendimiento y por las tardes en su actual club, el de Brunete.

Los diez lugares de Malena Castro:

1.El parque del Salón.  «Me trae muy buenos recuerdos, ya que cuando era pequeña, uno de mis parques infantiles favoritos era el que se ubica ahí. Pasaba muchas tardes en los columpios con mis abuelos paternos. Cuando era invierno, alguna que otra tarde merendábamos en la chocolatería y, cuando el tiempo lo permitía, nos tomábamos un helado. Cuando ya fui más mayor, he disfrutado junto a mis amigos de diversos conciertos que se desarrollaban allí. Asimismo, mi primer año de instituto lo hice en el Jorge Manrique, por lo que después de clase iba allí».


2.La catedral.  «Me recuerda mucho a la casa de mis abuelos paternos. Cuando empecé mi nueva etapa en el CEIP Blas Sierra, después de clase, de camino a casa, pasábamos siempre por ella. De pequeña me impresionaba mucho lo grande que era, ya que parecía que tocaba el cielo. Además, he jugado mucho en sus alrededores».


3.La plaza de San Pablo.  «Cuando estaba en el colegio siempre íbamos unos cuantos de clase a jugar a la fuente que hay en esa plaza a tirarnos globos, siempre y cuando el tiempo acompañase. Lo considero un bonito acontecimiento, ya que esas quedadas me ayudaron a crear más lazos con el grupo. Cuando dejé el cole de Torquemada y vine al Blas Sierra, uno de mis miedos era no encontrar amigos, ya que llegué a mitad de curso. No obstante eso no pasó y, de hecho, a día de hoy todavía tengo contacto con alguno».


4.Jardinillos. «Era una zona que frecuentaba mucho con mi abuelo después de hacer los deberes. Recuerdo que a veces los amigos del cole también quedábamos en esa zona a comer pipas mientras hablábamos de nuestras cosas».


5.La Ensenada.  «Fue el primer polideportivo donde entrené judo y la primera familia deportiva que tuve y que aún continúo queriendo. La niña que competía con coletas jamás se imaginó los logros deportivos que he conseguido durante todos estos años».


6.Las piscinas de Torquemada.  «Son mi segunda casa durante el verano. Siempre las he frecuentado. Cuando vivía en Torquemada, antes de que se terminase el colegio, ya comprobaba si las ruedas de la bici estaban hinchadas para no perderme el primer baño del año. Por otro lado, cuando dejabas de poner la toalla junto a la de tus padres y nos poníamos todas las amigas juntas, te sentías súper mayor. Recuerdo con mucho cariño ese primer verano. Desde que me mudé a Madrid por mi carrera deportiva, cuento los días para hacer las maletas y pasar todo el tiempo que pueda, generalmente casi todo el verano, con los míos, y este lugar es nuestro punto de encuentro».


7.El majuelo.  «Desde muy pequeña sé el trabajo que hay detrás de un vaso de vino. Cuando llegaba la fecha, me ponía mi delantal, gorro y guantes de la vendimia, a juego con el de mi prima, e íbamos al majuelo de mi abuelo a ayudar, o lo que nosotras y nuestros primos mayores considerábamos ayudar en ese tiempo, a los adultos a vendimiar. No obstante, lo mejor era que entre racimo y racimo podía comer todas las uvas que quisiese. La comida de después la sigo recordando con mucho cariño, sobre todo por la paella de mi abuela. Mientras los mayores hablaban de sus cosas, los cuatro primos jugábamos fuera en los areneros. Por la tarde, una vez cumplida nuestra jornada, visitábamos la bodega para verles cómo preparaban la uva para empezar el proceso del mosto».


8.Valdesalce.  «Cada San Mateo, todavía con el buen tiempo, nos reuníamos toda la familia en la pradera de Valdesalce para comer. Las risas estaban aseguradas. Cuando era más pequeña, cada amiga comía en su mesa, pero luego quedábamos todas para ir a comprar un helado como postre, visitar los distintos puestos y pasar un buen rato en las colchonetas de Nino».


9.La pesquera de Torquemada.  «Desde que pusieron los pédalos y las canoas, mis amigos y yo hemos quedado muchas veces en el río para pasar la tarde entre risas y a remojo. Sin embargo, bastantes veranos más atrás, alguna que otra tarde íbamos a bañarnos y a tirarnos por esa especie de tobogán de la propia estructura de la pesquera. Otras veces, simplemente bajábamos a sentarnos en las piedras y escuchar el sonido del agua caer».


10.El parque Isabelino de Torquemada.  «Tengo muy buen recuerdo de este parque situado junto al río ya que durante años he celebrado mi cumpleaños con toda la gente a la que quiero. Nos lo pasábamos muy bien, ya que después de merendar disfrutábamos mucho mojándonos. Desde hace unos año, allí se celebra también la comida de peñas que organiza el Ayuntamiento en las fiestas. Comemos todos juntos y después la charanga nos aporta la energía para dar buen inicio a las actividades».