La provincia acumula ya 75 casos de tularemia, según el informe sobre la situación epidemiológica que ha difundido este viernes, 30 de agosto, la Consejería de Sanidad de la Junta de Castilla y León. Según Asaja Palencia, suponen algo más del 81,5 % de los casos totales de la comunidad, de los que son confirmados dos de cada tres y un tercio se consideran «probables». Tal y como viene denunciando la organización agraria, la plaga de topillos que está padeciendo la provincia no sólo se trata de un problema para los agricultores, que ocasiona cuantiosos daños en las cosechas, sino también una cuestión de salud pública, ya que esta especie es un vector de contagio de la tularemia.
No es casualidad que la incidencia más alta de esta grave enfermedad en la región se produzca precisamente en el territorio con más presencia de topillo campesino en este año, como está informando Asaja ya desde las primeras semanas de enero, "cuando ya empezaron a proliferar poblaciones de este roedor en municipios del nordeste de Tierra de Campos, detectadas en los meses posteriores en otras áreas de la mitad sur de la provincia y, más tarde, en otras comarcas de Castilla y León".
El primer caso de tularemia de este año, según el informe de la Consejería de Sanidad, se detectó a finales de marzo. La semana con más casos registrados en Castilla y León ha sido la del tránsito entre julio y agosto, con diecinueve casos en el conjunto de la comunidad. Todas las provincias de la región, salvo Segovia y Soria, se ha detectado algún caso, pero Palencia es, con diferencia, la más afectada. Tras ella, se sitúian a distancia las provincias de León y Burgos, con siete y seis casos, respectivamente.
VARÓN DE ENTRE 45 Y 64 AÑOS. El informe de la Red de Vigilancia Epidemiológica de Castilla y León difundido este viernes indica que el 83,7 % de los afectados son varones y el 16,3 % mujeres. Es decir, por cada caso en una mujer se registran, aproximadamente, cinco en hombres.
La media de edad de los afectados por tularemia a fecha de hoy ronda los 57 años, pero se detectan casos en todas las edades, desde los ocho años del menor a los noventa y dos años del paciente más longevo. La franja de edad con más presencia de tularemia este año en Castilla y León es la de 45 a 54 años, con prácticamente uno de cada cuatro casos (26 %), seguida muy de cerca por el tramo inmediato (55-64 años).
POBLACIÓN RURAL. Como puede percibirse, y ASAJA-Palencia, quiere subrayar, el perfil tipo del contagiado por tularemia es muy similar al del profesional del campo en nuestra comunidad: un varón con edades comprendidas entre los 45 y los 64 años. No obstante, el propio informe señala que el riesgo no es sólo para los agricultores, pues existen contagiados que no han efectuado actividades agrícolas, ni siquiera hortofrutícolas, sino que su exposición ambiental fue en actividades de jardineraía o en meros paseos por el medio rural.
En ese sentido, ASAJA-Palencia vuelve a reafirmarse en que la población rural, ya sea la habitual, ya sea la que acude a nuestros pueblos durante los meses de verano, es la más expuesta al riesgo sanitario de la tularemia, que está directamente relacionada con la proliferación del topillo campesino.
FACTORES DE EXPOSICIÓN. Entre los factores de exposición, el más frecuente que cita el informe es el «ambiental», una especie de cajón de sastre que se menciona en siete de cada diez casos (70 %), pero también se cita en casi la mitad de los casos (48 %) el contacto con roedores y en un tercio de ellos (34 %) el contacto con otros animales (cangrejos —en once casos— y animales domésticos, como perros y gatos). En tres casos se produjo una picadura de garrapata, en otros nueve medió el contacto o el consumo de agua no clorada, y en diecisiete hubo contacto con cadáveres (manipulación de topillos o conejos).
El propio informe de la Junta concluye que «entre los factores de exposición destacan los casos relacionados con actividades en el campo, tales como las tareas de agricultura (que incluyen la siega y empacado de paja), labores de jardinería, limpieza de cunetas y contacto con roedores y cangrejos de río».