Editorial

La vacunación de mayores, una materia pendiente que los niños sí aprueban

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Ante esta situación, no queda otra opción que poner toda la carne en el asador para lograr que la inmunización entre los jubilados alcance a la de los más pequeños

El poder de las vacunas está refrendado desde hace años por miles de expertos, por un gran número de estudios y por numerosas asociaciones y organismos relacionados con la salud. En el caso concreto de los palentinos, puede afirmarse que confían en ellas para evitar enfermedades. Así lo refrendan los altísimos porcentajes de cobertura que se registran entre los más pequeños de la provincia. Como ejemplo, dos datos.El 95,59% de los recién nacidos entre marzo y diciembre del año pasado fue inoculado contra el virus respiratorio sincitial (VRS) y el 97,12% de los bebés de cuatro meses completó la pauta de la vacuna frente al rotavirus en 2023. 

Sin embargo, según vamos creciendo la cobertura va descendiendo. Todo parece indicar que tenemos asumido que a los niños hay que vacunarlos y está muy bien, pero este gesto (que no es obligatorio, aunque nos conviene que seamos todos los que lo hagamos) tiene que ir más allá. Los mayores de edad también tienen que remangarse el brazo para recibir los correspondientes pinchazos, que están estudiados, analizados y colocados en el calendario de vacunaciones e inmunizaciones en el momento idóneo para que la respuesta en el cuerpo sea la mejor. Alguno dirá que las fechas cambian con el paso del tiempo, pero la realidad es que la investigación también lo hace y ahora se conoce mucho más de lo que se sabía hace años y, aún así, con las vacunas se logró la erradicación de la viruela hace más de cuarenta años.

Los bebés en pañales, sin capacidad de caminar y antes de decir su primera palabra nos sirven de ejemplo al resto. Su vacunación (gracias a los padres, por supuesto) evita, en el peor de los casos, que los síntomas de las enfermedades sean de gravedad y corta la propagación de estos males, que, en otros países han llegado a generar problemas de salud pública. ¿La razón? Los altos porcentajes de vacunación en niños.

Por lo tanto, los más jóvenes aprueban una asignatura que las personas en edad de jubilación tienen pendiente. Ante esta situación, no queda otra opción que poner la carne en el asador e insistir en que la inmunización genera beneficios en la persona y en la sociedad. Un buen ejemplo lo tenemos en los farmacéuticos, que recomendaron vacunarse de la gripe a los clientes que formaban parte de la población diana en las tres últimas campañas, según recogió este periódico. Así podrían hacer todos los sanitarios. Es cierto que la esperanza de vida va en aumento y con 65 años algunos palentinos aún no van mucho al médico y el contacto con este es mínimo, pero también puede ser cualquier amigo o familiar el que recomiende vacunarse a una persona que tiene que hacerlo. Para ello, eso sí, tiene que haber una mayor promoción.