Miden apenas un palmo (en torno a los 10 centímetros, cola incluida) y su esperanza de vida no supera los dos años, pero a los topillos se les teme en el campo palentino «más que a un nublado». Y es que, más allá de las condiciones meteorológicas y del cultivo elegido por los profesionales del sector agropecuario, estos roedores juegan un papel determinante a la hora de que un campaña pase de sobresaliente a nefasta en cuestión de días. Este año, al parecer, no se puede hablar de plaga, pero haberlos, hay.
Como muestra, localidades con fuerte tradición agrícola como son Castromocho, Pedraza de Campos o Mazariegos han registrado en los últimos veinte días «un repunte muy elevado y preocupante de topillos». Así lo advierte el presidente de Asaja, José Luis Marcos, quien afirma que las pérdidas son «muy considerables», incluso del cien por cien en algunas parcelas. «Otras, en cambio, rondan el 50, 70 u 80 por ciento. En estas zonas va a ser una desgracia para el campo», lamenta.
«Los topillos han hecho mucho daño y la gente ya está dando los primeros partes», agrega en declaraciones a Diario Palentino el secretario general de UPA, Blas Donis. «Cuando han entrado las máquinas a las tierras -continúa- se está comprobando que han causado más daño del que se pensaba inicialmente».
En cualquier caso, la incidencia del roedor está siendo bastante «desigual», aunque es cierto que a este pequeño mamífero se le sigue viendo en cunetas y en las alfalfas. «Existir, existen. Y siguen siendo un problema para el campo, porque hace mucho daño a los cultivos», apunta David Tejerina, presidente de COAG. A renglón seguido, señala que el animal «hubiera sido un drama» con la cosecha de la pasada campaña, si bien este año «se le ve menos porque ha habido una vegetación abundante, pero está y hace daño».
Por comarcas, los topillos están muy extendidos en los cultivos de Tierra de Campos, así como en otras comarcas del sur. Cuanto más al norte, menos presencia hay del roedor, pues allí la siembra fue más tardía y el daño de estos pequeños animales fue mucho menor.
LA TEMIDA TULAREMIA
Más allá de los efectos negativos de la presencia de topillos en las tierras de labor, el roedor preocupa especialmente por las enfermedades derivadas que puede transmitir al cuerpo humano.
La principal, y a la vez la más temida por el sector agropecuario, es la tularemia, que se caracteriza por la infección de la garganta, dolor intestinal, diarrea y vómito, con sintomatología muy similar a la de una neumonía o incluso la covid-19. En este sentido, desde las organizaciones agrarias aseguran que este año no se ha declarado caso alguno.