Asturiano del concejo de Grado, Francisco García Pacallo se siente vinculado a su tierra, donde vive parte de su familia, pero al mismo tiempo, y desde hace ya muchos años, se sabe «un palentino más» y se queda con esta ciudad tranquila y cómoda para vivir. Ni se arrepiente de haberse integrado en ella ni cambiaría nada de lo que ha hecho personal y laboralmente.
Y es que el balance de este hostelero vocacional es «positivo» y tan gratificante como para borrar de un plumazo los malos ratos y las preocupaciones que en algunos momentos pudo llegar a tener.
«He trabajado mucho; acababa las jornadas agotado porque había ratos de no parar ni un instante, pero he sido feliz haciendo lo que mejor sabía, que era además lo que más me gustaba», enfatiza.
Reconoce ser un hombre de pareja, que va a todas partes con su mujer, que no necesita socializar con cuadrillas de amigos y que disfruta de una vida tranquila, en la que no siente haber dejado cosas pendientes y que le llena lo suficiente.
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