Editorial

Seguridad, protección y bienestar del menor

DP
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El punto de encuentro familiar no es lo ideal, pero sí mucho mejor que la privación de relaciones o las situaciones traumáticas

Al menos, han de serlo en un estado de derecho como el nuestro, más allá de la familia en la que ese menor haya nacido. Es lo justo para la parte más vulnerable del binomio parento-filial, la que no toma las decisiones que le afectan y la que, en modo alguno, es responsable del devenir de esa unidad. 

En un hogar donde reinan la concordia, el respeto y las buenas relaciones, el menor goza de seguridad, protección y bienestar, garantizados por los cuidados, las aportaciones y las responsabilidad de los progenitores. En aquellos que se disuelven de mutuo acuerdo y siguen basándose en el respeto y la educación, el menor seguirá gozando de seguridad, protección y bienestar  aunque no conviva con ambas partes. Habrá un régimen de visitas que se respetará hasta el momento en el que el hijo cumpla la mayoría de edad y pueda decidir sobre su situación personal. El problema está en aquellas parejas que sufren separaciones y divorcios dramáticos, en los que priman el enfrentamiento y la violencia verbal, cuando no el maltrato físico o psicológico o, en otros casos, los intereses económicos. En ese caso, al menor suele colocársele en medio, a modo de trofeo o de herramienta para hacer daño al contrario. Ahí desaparecen su seguridad, su protección y su bienestar y aumentan de día en día las presiones, el estrés y el daño psíquico y moral. 

Es donde entra en juego la necesidad -la obligación, sería más adecuado decir- de garantizar que el niño puede ver a su padre o a su madre sin pasar por el infierno de los gritos, los insultos, las discusiones o los forcejeos. La Asociación para la Protección del Menor (Aprome) gestiona el denominado punto de encuentro familiar. En ese espacio neutral se da cumplimiento al régimen de visitas, bien sea por determinación de los jueces, de las secciones de protección a la infancia o de mutuo acuerdo si ambas partes prefieren hacerlo así, en vez de intentarlo por vías que quizá sean incapaces de llevar hasta el final. El pasado año, en Palencia atendió a 120 menores, 26 menos que en 2022, aunque con un mayor número de intervenciones por la complejidad de muchos de los expedientes.

 A buen seguro que los pequeños que vivan estas experiencias llegarán a la conclusión de que no es la situación ideal, pero también asumirán que un espacio neutral, con o sin presencia de los profesionales de Aprome, es mucho mejor que verse privados de la relación con su padre, su madre o con familiares de una y otra parte o que tener que sufrir de forma traumática las peleas, los intentos de inclinar su voluntad de uno u otro lado, los chantajes emocionales y la permanente sensación de que solo son moneda de cambio. Si garantizan sus derechos, bienvenidos sean.