Este lunes he vivido uno de esos momentos de esperanza, de ver que no todo está perdido, de Hispanidad, de orgullo de ser español.
Estuvimos en Betanzos, por supuesto con el motivo de comer tortilla de patata y, al ser lunes, varios de los más reconocidos restaurantes por sus tortillas estaban cerrados. Así que entre las opciones disponibles elegimos La Travesía, una hamburguesería que se ha hecho conocida por su nominación a la mejor hamburguesa de España este año 2024.
Pues fuimos a una hamburguesería a comer tortilla de patata, que a priori suena muy de guiris, pero comprobamos cómo el resto de comensales que iban sentándose a comer hacían lo mismo, absolutamente todos. Por supuesto, estando en Betanzos, la tortilla es el imprescindible, pero comprobar cómo lo españolito se impone a la globalización, a la hamburguesa, sí me produjo un profundo y placentero sentimiento de triunfo patrio, mucho más allá que otras cosas…
Proclamo que debe ser la tortilla la bandera de la reconquista del mundo con lo nuestro, por nuestro y sobre todo por bueno. ¡Menos pizzas y hamburguesas y más tortillas, jamón, paellas y anchoas! Y dejémonos tanto de vanagloriar lo paradisíaco de Cinque Terre, Portofino y la Costa Amalfitana sin haber primero conocido en Galicia la belleza de Combarro, Cambados, Ribadeo y la Playa de las Catedrales, o ya en Asturias de Cudillero, Carreño, Lastres o Tazones.
Y, volviendo a la tortilla, me gusta mucho el estilo Betanzos, a pesar de confesarme concebollista y de que mi preferencia sea con un cuerpo más denso y cremoso, en el que el aceite de oliva esté mejor integrado con la patata (y la cebolla). Y no puedo cerrar estas líneas sin decirles a esas personas que van a Betanzos a probarla, pero con la consigna de que se las cocinen más, que las quieren bien cuajadas… ¿Por qué van allí? ¿Por qué piden tortilla? ¿Para sufrir? No vayan ustedes a un restaurante de sushi si no les gusta el pescado crudo, a un asador de carnes si son vegetarianos, ni a Betanzos si lo que les gusta son los tortadrillos por favor. Aunque, mirando la situación con otros ojos, y visto que se puede ir a una hamburguesería a disfrutar con total garantía de una magnífica tortilla, igual les perdono por esta vez.