Bajo el compromiso de acercar la movilidad eléctrica a aquellos que «no podían permitirse» comprar un coche Cero Emisiones, nació en 2021 la cooperativa sin ánimo de lucro Ekiwi.
Esta entidad cuenta en la actualidad con siete vehículos eléctricos distribuidos en puntos de demanda entre Valladolid, Laguna de Duero y Burgos, a los que podría sumarse Palencia. Y es que desde el colectivo se está valorando la opción de poner uno de estos vehículos a disposición de los vecinos «en una zona accesible».
«Estamos valorando si la administración estima oportuno dar algún tipo de apoyo como, por ejemplo, el uso de plazas de aparcamiento destinadas a vehículos compartidos de movilidad eléctrica, como ya existe en otras ciudades», explica a Diario Palentino el delegado provincial de la Asociación de Usuarios de Vehículos Eléctricos (AUVE) y miembro de Ekiwi, Laurentino Gutiérrez.
¿Cómo funciona la cooperativa? Se pone en un punto concreto de la ciudad uno de los vehículos de la flota de Ekiwi, que puede ser utilizado por los usuarios de la plataforma. Estos pagarán en función del tiempo que vayan a utilizar el vehículo y, una vez transcurrido, este deberá ser estacionado en el mismo punto de partida. Los usos pueden ser de carácter diario, semanal o de larga duración. «Es una actividad que favorece un uso más responsable para que los coches no estén parados tantas horas, y que se pueda amortizar el impacto de su fabricación por todos los ciudadanos», detalló Gutiérrez.
Hasta la fecha, los vehículos de los que dispone la cooperativa son los siguientes: cuatro Renault Zoe (dos de la anterior generación y otros dos de la actual); dos Kia eNiro; y un Nissan Leaf. Los planes futuros de Ekiwi pasan por poner en marcha un servicio de préstamo de motocicletas eléctricas en la vecina ciudad de Valladolid.
En caso de que la cooperativa se trasladara a Palencia, no lo haría la totalidad de su flota. Se ubicaría uno de los coches en una zona «estratégica» que hiciera las funciones de punto de referencia para los usuarios.
«Todos los beneficios se reinvierten en tener un servicio más accesible, más vehículos o en campañas de cooperación con los ayuntamientos», destaca Gutiérrez. En este punto, menciona alguna de las posibles ideas que pueden llevarse a cabo al abanico de Ekiwi, como la prestación de un vehículo eléctrico a los trabajadores públicos de las administraciones locales durante su horario laboral.
Cabe señalar que los coches de alquiler por minuto cuentan con una etiqueta identificativa otorgada por la Direccióngeneral de Tráfico (DGT), a saber, la etiqueta V26. En algunas ciudades, algunos estacionamientos están reservados para este tipo de vehículos, lo que a juicio de Ekiwi permitiría dar «facilidades» a los usuarios de este tipo de iniciativas.
MEDIO RURAL. Otro de los grandes objetivos de la cooperativa, amén de que la barrera económica no sea un impedimento para acceder a los coches eléctricos, es el de poner a disposición de los vecinos del medio rural este tipo de vehículos. «Tener acceso a alquilar estos coches es un servicio que antes no estaba presente, pero que gracias a esta iniciativa, podría estarlo en cualquier parte», alaba Gutiérrez.
En este sentido, recalca la importancia de la colaboración por parte del sector público, no solo en términos de subvenciones, sino también a través de medidas que fomenten el uso de este tipo de transportes.
«Europa se enfrenta a una cuestión estratégica con la movilidad eléctrica, ya que somos un continente que no dispone de reservas de petroleo, lo que hace que tengamos que importar combustibles para mover los coches convencionales; los coches eléctricos los podemos alimentar con energía generada con viento y sol, de los que afortunadamente disponemos en Europa», profundiza Gutiérrez.
«Las administraciones tienen esa oblicación de favorecer a que los usuarios apuesten por el vehículo eléctrico para tener una independencia energética y reducir la contaminación», concluye.