Uno de cada cuatro jóvenes españoles vio porno por primera vez antes de los 12 años y un 45% entre los 12 y los 15 años, según los resultados de la investigación Juventud y pornografía en la era digital. Consumo, percepción y efectos, publicada por el Centro Reina Sofía de Fad Juventud y financiada por el Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030.
La presentación de este nuevo informe ha tenido lugar este jueves 30 de noviembre en la sede de la Fad, a cargo de la directora general de Fad Juventud, Beatriz Martín Padura, y del sociólogo e investigador del Centro Reina Sofía de Fad Juventud, Alejandro Gómez Miguel, encargado de desgranar los principales resultados.
De media, el primer contacto con la pornografía ocurre en torno a los 13 años. En el caso de las chicas, entre los 13 y 14 años, y en los chicos entre los 12 y 13. Además, un 19,6% de las jóvenes tiene el primer contacto antes de los 12 años, un porcentaje que se eleva al 27,5% cuando se trata de los chicos.
Para Martín Padura, el estudio recoge "datos preocupantes" como la edad de acceso a estos contenidos o la frecuencia de consumo de los mismos. Y es que ocho de cada diez asegura que fue fácil acceder a contenidos pornográficos por primera vez.
Según los datos de esta investigación, el 62,5% de la juventud de 16 a 29 años consume porno alguna vez y uno de cada tres no lo ve. Por género, el 52,6% de las chicas reconoce que lo consume, frente al 72,1% de los chicos. Así, un 12,6% de los jóvenes reconoce que consume pornografía a diario, tres de cada diez, todas las semanas; y el 18,7%, al menos una vez a la semana.
Además, el 2,1% de las chicas admite ver porno a diario; un 13,6%, semanalmente; y una de cada cuatro, esporádicamente. Por su parte, el 22,4% de los chicos reconoce que consume porno cada día y el 48,1% cada semana.
'Hard porn', lo más consumido
Respecto al tipo de contenidos, la investigación sostiene que el porno más consumido es el duro o hard porn, que muestra desnudos y actos sexuales explícitos (el 45,6% de los jóvenes que lo consume lo hace con mucha o cierta frecuencia); uno de cada cuatro consume con mucha o cierta frecuencia porno con violencia física o verbal; y un 16,6% contenidos altamente violentos o denigrantes, frente a un 55,8% que dice que nunca los consume.
Por género, el 35,8% de las chicas afirma que ve con frecuencia porno con actos sexuales explícitos sin violencia, un porcentaje que crece hasta el 53,3% de los chicos. El 28,4% de los chicos ve contenido violento (18,9% de las chicas) y un 18,2% altamente violento (14,5% de las chicas).
La directora general de la Fad ha explicado que "existe una relación clara entre el consumo y prácticas violentas", que proviene de "ese machismo" que se mantiene en los contenidos.
En relación con las motivaciones, el 46,4% de los jóvenes señala la masturbación como principal motivo, seguido de excitarse (36,7%); reducir el estrés, la ansiedad o la frustración (21,1%); divertirse (19,5%); curiosidad (17,2%); descubrir gustos (16%); y aprender sobre sexo (11,8%). En este punto, Alejandro Gómez ha explicado que "las chicas parecen, comparativamente, destacar por un consumo vinculado a curiosidad, exploración, aprendizaje", frente a los chicos que lo hacen para masturbarse o divertirse.
En torno al 80% lo hace en solitario y un 50,2% se lo oculta a la familia; el 14,7%, a la pareja; y el 13,8%, a las amistades. Por género, las chicas ocultan más su consumo de pornografía a la familia y amigos, mientras que los chicos lo suelen ocultar menos.
El informe también ha abordado el consumo problemático de pornografía entre los jóvenes. En este aspecto, revela que la mitad de la juventud opina que ve demasiada pornografía (16,5% cree que le pasa con mucha frecuencia o a menudo) y reconoce que ha intentado reducir o controlar el consumo sin éxito (22,9% le pasa con mucha frecuencia o a menudo).
En este sentido, un 40% señala que ver porno afecta negativamente a ámbitos importantes de sus vidas (17,3% con frecuencia) y cerca de un 35% ha dejado de hacer cosas que le interesan por ver porno (14,1% con frecuencia). Hasta un 30% reconoce que en algún momento ha tenido problemas con su familia o amigos por ver porno (10,7% le pasa con frecuencia) o se siente mal cuando no puede verlo (12,8% con frecuencia).
Menor uso del preservativo
Preguntados por los efectos que el consumo de porno tiene sobre las prácticas sexuales en general, un 35,8% de jóvenes cree que fomenta un menor uso del preservativo; el 30% ve relación entre su consumo y las presiones para tener sexo o realizar determinas prácticas, así como sentir presión sobre uno mismo.
Igualmente, alrededor de uno de cada tres considera que el porno afecta a la reproducción de la violencia: el 28,2% cree que el porno influye en el uso de la violencia en las relaciones sexuales y el 31%, que contribuye a generar fantasías sexuales en las que se ejerce o se recibe violencia. Las mujeres consideran que el porno influye más en todas las cuestiones planteadas.
En cuanto a los aspectos positivos, opinan que les ha llevado a una mayor experimentación en relaciones sexuales (59,8%), a conocer y comprender mejor el sexo (56,1%), que es fuente de inspiración (49,5%), o a una mayor satisfacción en sus relaciones sexuales (49,3%). También influye (mucho o bastante) en otros aspectos que pueden ser negativos para su sexualidad como crear una imagen falsa sobre como es el sexo realmente (37%); dificultar la satisfacción en las relaciones sexuales (20,6%) o perder el interés por tener relaciones sexuales (19%).
Sobre la violencia en la pornografía, los resultados del informe señalan que uno de cada tres jóvenes afirma que es habitual encontrarse con violencia física (38,4%), machismo y misoginia (34,8%) o violaciones o abuso sexual (33,3%). También uno de cada cuatro cree que los contenidos discriminatorios, violentos y denigrantes no son habituales.
Un 43,1% de los jóvenes (55% de las chicas y 32,4% de los chicos) opina que la pornografía discrimina con frecuencia a las mujeres y un 37% (48,2% de las chicas y 26,7% de los chicos) sostiene que fomenta la violencia sexual.
Educación sexual
Casi el 50% de los jóvenes españoles entre 16 y 29 años declaran que no han recibido educación sexual de calidad (funcional) ni por parte de sus familias (50,1%) ni en su centro escolar (45,9%). No obstante, el 40% declara que su familia le ha proporcionado una educación necesaria o funcional en este ámbito y el 46% lo indica de su centro educativo. Algo más del 10% de jóvenes españoles se muestra completamente satisfecho con la educación afectivo-sexual que ha recibido en el ámbito familiar (11,1%) o en el ámbito escolar (12,2%).
Sobre si la prohibición del uso de los móviles a edades tempranas podría ser una solución para esta situación, Martín Padura apuesta más por el "acompañamiento y la educación" como prevención, pues "simplemente prohibir" el smartphone "acotaría sobre una parte" cuando los jóvenes tienen acceso a una media de cuatro a seis dispositivos.
El estudio ha consultado a 1.259 jóvenes entre 16 y 29 años y cuatro expertos en sexualidad, educación y género. Su objetivo ha sido generar conocimiento sobre el consumo y las actitudes ante la pornografía en esta etapa de la vida, así como sus implicaciones como agente de socialización y de educación afectivo-sexual.