Jesús Mateo Pinilla

Para bien y para mal

Jesús Mateo Pinilla


Bien por Ayuso

26/12/2023

El Ateneo de Madrid nació en 1858; contemporáneo del Ateneo Gaditano de la Constitución de Cádiz. La llamada Pepa estaba ligada a una época de efervescencia masónica. Se dijo que la Ley de Leyes salió de las logias. Era verdad, sus miembros cristalizaron en 1812 el documento con sello napoleónico.
El Ateneo de Madrid desde entonces ha continuado con una existencia achacosa, en un edificio arquitectónicamente singular en la calle de Prado, cercano a las Cortes. Ocupado y dirigido en momentos por masones, que recibe dinero del Gobierno, de la Comunidad y del Ayuntamiento. Cantidades que se otorgaban como subvenciones en bloque. El penúltimo presidente fue un médico forense, gran persona, de amplia cultura, masón que nunca lo ocultó. Y el último ha recaído en un hombre de ideología sanchista, pero no masón. 
Pero hoy el Ateneo de Madrid es ya, otra institución copada por una dirección sanchista, e Isabel Díaz Ayuso rompe con la política de subvenciones y abre un nuevo modelo, con subvenciones justificables por actos culturales. Nos parece muy bien que el dinero de los votantes madrileños no riegue prados alejados de su pensamiento. No se puede aguantar el gasto. La capacidad de endeudamiento ya está limitada por Europa tras la pandemia. No existe el subvencionar como un falso derecho que parecen tener algunos grupos. Todo debe ser más racional. Y los socios o afiliados deben soportar gastos. Tanto si son de izquierdas como de derechas. Pero hace falta una dirección política seria y valiente como la de Ayuso que corte por lo sano.
Las deudas por mantenimiento del edificio, la falta de actualización de sus instalaciones y todas sus salas de servicio, biblioteca, etc. Son subvencionables como proyectos concretos y cuantificables, con unas normas de adjudicación como cualquier contrato. La adjudicación a partir del gasto debe perfilarse. Se debe apagar el chorro de abusos. Pero España es algo más que Madrid. La malversación debe cobrar nueva fuerza y vigor.
Tampoco estaría mal repensar el papel de las instituciones arcaicas, su vigencia y futuro para estudiar sus ayudas y subvenciones.