El papa Francisco nombró ayer oficialmente al sacerdote navarro Mikel Garciandía nuevo obispo de Palencia, en sustitución del cántabro Manuel Herrero, que ostentaba la dignidad eclesiástica desde el 18 de junio 2016 y, por lo tanto, permaneció en el cargo poco más de siete años y tres meses. Garciandía es en la actualidad vicario episcopal del Mendialde, zona de montaña dependiente de la diócesis de Pamplona y Tudela. Tal y como señaló su antecesor en el cargo, la toma de posesión se llevará a cabo previsiblemente en la catedral el 20 de enero, sábado.
«Tengo el gozo de presentarme y la esperanza de que este sea un momento de gracia y esperanza, tanto para mí como para vosotros, palentinos de la diócesis que, desde este momento, ya siento como mía. Yo fui el primer sorprendido al comunicarme el nombramiento y os pido que oréis. Mi sueño es que este trabajo de equipo y mi experiencia de comunidad y fraternidad continúen redimensionados en el servicio que el Señor me ha encomendado de cara a vosotros», concretó en sendos mensaje enviados en video y por escrito en una carta tras su designación como nuevo prelado. Ligado a la provincia de Palencia, fue monitor de campamento durante los años 80 en el municipio norteño de Velilla del Río Carrión, a los pies de la Virgen del Brezo. Durante su presentación, recordó cómo recorrió cuatro veces el camino compostelano a su paso por tierras palentinas.
Garciandía dijo ser consciente de que la Iglesia afronta retos pastorales y debe hacerlo «con resolución y discernimiento». Además, trasladó a la diócesis palentina «un abrazo de corazón a todas las iniciativas en curso y os pido que me ayudéis a conocer a fondo vuestra realidad, con sus luces y sombras, con sus debilidades y fortalezas. Nada de paralizar, poner en cuarentena o esperar», arguyó. En esta línea aseguró: «Voy a sumarme a una barca que debe salir a mar abierto, a esos campos y montañas en las que bulle y sufre la vida». «Mi experiencia pasada me aparta de planteamientos ingenuos y falsamente complacientes, y me invita a reconocer, interpretar y elegir los retos», remarcó, tras recodar que hace 30 años inició su andadura como diácono y presbítero en Navarra.
EL DON DE SERVIR A LA IGLESIA. El aún sacerdote navarro hasta su toma de posesión sustituye en el cargo a Manuel Herrero, que recibió la ordenación episcopal el 18 de junio de 2016 y que anunció su jubilación el pasado mes de enero de 2022 al cumplir los 75 años. Está previsto que el domingo 14 de enero se haga una misa de despedida del obispo cesante en la catedral. En la rueda de prensa para anunciar el nombramiento del nuevo, el cántabro expresó que el «Papa Francisco me ha nombrado lo que se llama administrador apostólico en sede vacante, con los mismos derechos que un obispo». «Cuando uno cesa en la Iglesia no queda todo en blanco hasta que sea ordenado el nuevo obispo. También pido a la diócesis que ore por el nuevo obispo, que viene con buena disposición y debemos abrirle nuestros brazos», solicitó.
Mikel Garciandía toma posesión como obispo el 20 de enero - Foto: Jesús Diges«Siete años de un don porque servir a la iglesia es siempre un don», señaló durante su despedida, al tiempo que deseó que el nuevo obispo «encuentre en todos nosotros respaldo espiritual y apoyo fraternal para que pueda escuchar y acompañar a todo el Pueblo de Dios que camina en Palencia» apuntó.
Igualmente, reconoció que lo mejor de haber sido obispo de Palencia fue «la vida y la alegría de haber tenido a mi lado a muy buenos colaboradores», al tiempo que pidió perdón por los posibles fallos que haya podido cometer y aseguró que se marcha «alegre y contento de pertenecer a la iglesia palentina»
Manuel Herrero Fernández nació el 17 de enero de 1947 en Serdio-Val de San Vicente (Cantabria). Entró en el seminario menor San Agustín de Palencia (1957-1963). Realizó los cursos de Filosofía y los primeros de Teología en el Monasterio Agustino de Santa María de La Vid, la Vid y Barrios (Burgos) (1963-1964). Los completó en el Estudio Teológico Agustiniano de Valladolid y luego en el Monasterio de San Lorenzo de El Escorial. Obtuvo el Bachillerato en Teología por la Universidad Pontificia de Comillas (Madrid) y la Licenciatura en Teología Pastoral por la Universidad Pontificia de Salamanca, sede de Madrid (1972-1974). El hasta ahora obispo de Palencia fue ordenado sacerdote el 12 de julio de 1970.
«Cambio totalmente de escenario y debo abrirme y empezar de cero con la gente que me voy a encontrar»
El sacerdote navarro Mikel Garciandía afirmó ayer que su designación como obispo de la diócesis de Palencia supone un «cambio radical» en la tarea que venía desempeñando y ha explicado que «ahora toca cambiar de escenario totalmente y abrirme y empezar de cero con toda la gente que me voy a encontrar y eso también sanea mucho la vida, poder recomenzar de cero». En una comparecencia ante los medios de comunicación en Pamplona tras conocer su designación, señaló que está «firmemente convencido de que todo comienzo es un alivio para el que comienza y para el que recibe». «Quiero pensar que como no conozco prácticamente a nadie de Palencia, mi disposición es de sumarme a lo que esa diócesis ya está trabajando. Llevan un plan trienal que acaban de estrenar y a mí me toca ahora escuchar, mirar, empaparme de quiénes son ellos y lo que están haciendo para sumarme a ese tren en marcha», afirmó.
Mikel Garciandía toma posesión como obispo el 20 de eneroIgualmente, explicó que quiere ir «empapándose de la realidad de la iglesia de Palencia» y se mostró abierto «a las sorpresas de Dios, porque esto es algo que no se prepara, sino que sucede». Así, afirmó que su nombramiento es «un desplazamiento en el camino». «Yo vivo en Uharte-Arakil justo sobre la calzada romana Astorga-Burdeos, en el Camino de Santiago, y ahora me toca ir a la zona de Frómista y Carrión de los Condes, y de servir pastoralmente a la gente de allá. Manos a la obra y abiertos a las sorpresas del espíritu», aseveró.
Mikel Garciandía explicó que, cuando recibió la comunicación de su nombramiento, comprobó en Google Maps que había un desplazamiento de dos horas y media hasta Palencia. «Tengo al padre y a los hermanos en Etxarri, a mi hermano cura en Irurita, y ya es un primer cálculo de venir aquí y poder desahogarme», aseveró. Además, reconoció que «es un cambio radical, pero también hay que ver que durante estos años ha habido tiempo para trabajar como vicario, como párroco, como capellán de santuario, y uno tiene que leer con una visión más alta que esto es un ciclo». «He tenido tiempo para proponer cantidad de cosas y ahora lo que hay que hacer con el foco es ensancharlo», explicó.
Además, se mostró «convencido de que todo cambio y toda ruptura es la condición de necesidad para que lo nuevo salga de una manera sana». «Quiero pensar que cuando llegue en enero tengo que estar al cien por cien allá.Si para mi era un cierto peso, aunque era una gozada, estar en mis pueblos, ahora toca cambiar de escenario totalmente y abrirme y empezar de cero», dijo.