La doctoranda palentina en literatura coreana Elena Carricajo participó ayer en el ciclo de Librofilias y Bookfobias de la Librería del Burgo. Cuenta un poco más sobre su trayectoria y el gusto por la literatura de Corea.
¿Qué le llevó a especializarse en la literatura coreana?
Me gustaba mucho Asia cuando estaba en Bachillerato. En ese entonces, no especialmente Corea, sino más Japón, porque es lo que suele llegar a Occidente. Poco a poco fui descubriendo más sobre Corea, no tanto la música, que es lo que suele gustar a la gente, sino más las series o películas. Primero empecé estudiando Filología Hispánica, pero solo un año, y luego cambié porque la carrera no existía. Se creó justo el año que entré en la universidad.
¿Cuáles son los temas y los recursos estilísticos principales de la literatura coreana contemporánea?
Hay, sobre todo, muchísima crítica social hacia Corea pero es extrapolable a muchas otras sociedades, ya que a menudo critican a este mundo moderno, capitalista, menos humanitario y más aislado. En cuanto al estilo de la literatura coreana contemporánea, suele caracterizarse por finales abiertos, narrativas lentas con poca acción directa, pero donde ocurren muchas cosas a nivel emocional y psicológico, aunque parezca que no está pasando nada. Estos textos requieren un lector que interprete los significados subyacentes, en lugar de leer simplemente la historia de forma superficial.
¿Qué autores u obras recomendaría a alguien que quiere iniciarse en esta literatura?
Evidentemente, Han Kang, que es una de las más conocidas, creo que aunque sus novelas no son para todo el mundo, no dejan indiferente a nadie. Una obra concreta es La vegetariana, que quizás sea la más conocida, ya que ganó varios premios en 2016 y 2017 y luego se tradujo al español. Es bastante buena, pero no para todo el mundo; o la amas o la odias, es muy de extremos. También me gusta mucho Kim Hyejin, otra autora contemporánea. En especial sus obras, Sobre mi hija de temática Lgtbi y Soy toda oídos que habla de la cultura de la cancelación.
Aunque en España aún no se ha traducido mucha literatura coreana contemporánea, de las que ya están traducidas, las que más me gustan son estas dos. También hay una más, que creo que la gente conecta muy fácil con ella, que es del autor Jang Eunjin con Ya nadie escribe cartas.
Min Jin Lee con la obra Pachinko es una novela más histórica y generacional que conecta más fácil con la gente que quiere aprender un poco sobre la historia de Corea. Y también hay un cómic muy famoso de Keum Suk Gendry Kim que se titula Hierba. Es una historia muy dura, pero al ser un cómic, hace la gente que se está iniciando a través de la imágenes visuales se adentre un poco en la historia.
¿Hay alguna obra que cambió su perspectiva sobre la literatura?
Sí, la primera obra coreana que leí, La vegetariana, me impactó mucho, ya que nunca antes había leído literatura contemporánea. Solo había leído obras clásicas. La obra me sorprendió por la capacidad de abordar tantos temas en un libro relativamente corto. Está dividida en tres partes, narradas por tres personajes diferentes: el marido, el cuñado y la hermana de la protagonista, Yunye, una mujer que de repente decide convertirse en vegetariana, rechazando toda carne y los productos animales, esta decisión provoca conflictos familiares y sociales, especialmente con su marido y su entorno. Aunque el título sugiere que el foco es el vegetarianismo, el tema principal es en realidad una crítica social más profunda: las jerarquías sociales, la presión familiar y social, y la forma en que se margina a quienes se desvían de la norma. Invita a leer entre líneas, ya que muchas de las dinámicas se desarrollan en silencios y acciones no explícitas.
¿Cómo ha evolucionado la percepción de la literatura coreana a nivel internacional?
Al principio, la literatura coreana no era muy valorada, incluso dentro de Corea, debido a las dificultades económicas del país. Sin embargo, el rápido desarrollo económico y el impacto internacional de la música y el cine coreanos ayudaron a abrir espacio para la literatura, especialmente la contemporánea.
Aunque la literatura clásica también se traduce, es más difícil de conectar con ella, especialmente para los occidentales. Aunque el cine y la música coreana han sido cruciales para su fama global, la literatura, en particular la contemporánea, ha cobrado gran relevancia al abordar críticas sociales, incluyendo el poder que tienen las producciones culturales que hace que se perciban como artificiales.