Cuando el río suena, agua lleva

David Correia
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Lo estaba mereciendo el Zunder Palencia, que se quedaba a las puertas de la victoria en cada partido. El baloncesto hizo justicia esta tarde en el pabellón para brindar al Zunder su primer triunfo de la historia en la ACB

Cuando el río suena, agua lleva - Foto: Juan Mellado

Qué bonito es el baloncesto cuando es justo. Y más cuando eso sirve para que un equipo humilde, de una ciudad volcada con él, sume su primera victoria en la Liga ACB. Un triunfo de todos: plantilla, cuerpo técnico, directiva, trabajadores y, sobre todo, afición. Esa fiel afición. El Zunder se hizo grande en el segundo cuarto para conseguir un colchón de puntos importante. La renta se vino abajo al comienzo del tercero, pero Justo corrigió y su equipo reaccionó a tiempo para volverse a marchar. Esta vez de forma definitiva.

Marco Justo colocaba en pista un quinteto formado por Brown en la dirección, Benite en el dos, Ortega en el tres, Kamba haciendo de cuatro y Haarms en el cinco. Tras el balón al aire ganado por Breogán, en un mal salto de Haarms, Jogela abría el marcador con un triple. Benite convertía la primera canasta morada, pero Diouf, intenso en la pintura en el comienzo, anotaba bajo el aro. Chumi calentaba la muñeca y estaba acertado desde los 6,75, aunque Diouf volvía a hacerse fuerte en el poste bajo para poner el 5-7. Jogela, una de las sensaciones en el Breogán en este tramo de liga, iba a forzar el primer tiempo muerto del partido con cuatro puntos consecutivos para los suyos. Después del mismo, Ndiaye, que reaparecía después de su lesión, anotaba un triple para acercar al Zunder. Sergi Quintela hacía lo propio sobre la bocina, para que inmediatamente después Van der Vuurst anotase su primera canasta del encuentro. El cuadro de Mrsic seguía muy acertado en ataque, y ahora era Frankamp el que sumaba. Pasecniks recortaba distancias antes del final del primer cuarto (12-17).

El Zunder Palencia comenzaba muy enchufado el segundo cuarto. Una electricidad que se hacía notar pronto en el marcador, con un parcial de 11-2 a favor que ponía las cosas 23-19. Benite; Ndiaye, con un triple; Van der Vuurst; y Haarms, machacando, completaban el arreón inicial del segundo período. Mrsic paraba el encuentro, pero a la vuelta el Zunder seguía a lo suyo, con Benite anotando desde la línea de 6,75 (26-19). Lejos de desconectar por la renta que iba adquiriendo, todo lo contrario, el Zunder crecía conforme pasaban los minutos, mejorando en el rebote, lo que complicaba mucho las cosas al Breogán, que ahora sufría y no encontraba ningún foco de anotación. Pese a un pequeño conato de reacción lucense, Kamba machacaba para irse 11 arriba al descanso (36-25).

Era importante para el conjunto local empezar la segunda parte metido en el partido desde el principio, con el fin de evitar cualquier acercamiento de Breogán en el marcador. Lo conseguía, en cierta manera, pese a que un parcial de 5-8 en contra hacía a Marco Justo pausar el choque. Los ajustes no llegaban y los colegiales se mostraban muy erráticos en ataque y blandos en defensa. Breogán recortaba hasta ponerse a dos puntos, momento en el que Ndiaye, de lo mejor en su regreso, daba un poco de aire con dos tiros libres. Los lucenses querían aprovechar su momento en el partido para superar la diferencia, pero el Zunder reaccionaba bien, a tiempo. Ndiaye, con un tiro en suspensión; Franke, desde el triple; y Kamba, con un espectacular mate, aumentaban la renta hasta los 12 puntos. Una distancia que se iba hasta los 15 al término del tercer período (60-45).

Brown le quitaba el precinto al último cuarto con un triple que elevaba, todavía más, la diferencia en el luminoso. El Breogán trataba de explotar sus últimos recursos, pero el Zunder, muy serio en defensa, no le dejaba. Al contrario, el dominio ofensivo era para los morados, que por medio de Chumi, desde los 6,75, se ponían 19 arriba (68-49). La fiesta se instalaba en un pabellón que disfrutaba con su equipo. No fue distinto ante Barcelona o Joventut, cuando el Zunder dio, y de qué forma, la cara. Pero una victoria siempre es especial. Y más la primera de la historia en la ACB. Tardó, pero llegó. Y mereció la pena. Vaya si lo hizo.