Los perjuicios de tener una hora menos de sol

Pablo Torres
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El cambio de hora tendrá lugar en la madrugada de este domingo, cuando a las tres el reloj marcará las dos · El psicólogo y psicoanalista Fernando Martín Aduriz detalla los problemas de esta modificación

Los perjuicios de tener una hora menos de sol - Foto: Tomás Fernández de Moya

Lo que ocurrirá la noche del sábado al domingo no es un fallo del reloj, sino el cambio de hora programado para el último fin de semana de octubre. A las tres de la madrugada serán las dos (a excepción de las Islas Canarias, donde a las dos será la una), lo que permitirá a los españoles quedarse una hora más en la cama.

Esta modificación horaria pone punto y final al horario de verano, que comenzó con el cambio de hora del 26 de marzo, donde, de forma inversa a lo que ocurrirá este fin de semana, a las dos de la mañana fueron las tres. La luz en las rutinas académicas y laborales será el mejor indicador del cambio de hora, puesto que la entrada a las aulas tendrá lugar con los rayos de sol ya asentados en el cielo y la salida del trabajo, en caso de que se aproxime a las 18 horas, se llevará a cabo junto al amago de la noche. Esta rutina lumínica acompañará a los españoles hasta el 31 de marzo de 2024.  

A pesar de la normalización que tiene este cambio en las vidas de los ciudadanos, los efectos psicológicos «no son especialmente buenos». «El cambio de hora provoca un trastorno de sueño que, a su vez, conlleva un malestar subjetivo», explica el psicólogo y psicoanalista Fernando Martín Aduriz. «Se puede asimilar al efecto del jet lag. Cuando se produce un cambio horario brusco se genera un malestar, con un dolor difuso en el cuerpo y un cansancio generalizado. Este cansancio, a pesar de ser físico, implica una molestia psicológica que acarrea una mayor irritabilidad», añade. «Hay que aclimatarse a una cosa tan aparentemente inocua como una luz distinta en unas horas distinas», apostilla el psicólogo.

Respecto al sector de la población más afectado por este cambio, Martín Aduriz menciona que «los estudios apuntan a las personas mayores». «Es verdad que los niños tienen más facilidades a la hora de adaptarse, pero aquellos que son más sensibles a las manifestaciones del entorno presentan una mayor irascibilidad», agrega. 

«Los seres humanos funcionamos con el nivel de activación del cuerpo. Esto significa que, cuando nos levantamos, necesitamos una cantidad de tiempo determinado para comenzar a hacer una actividad. Cada persona tiene un tiempo de reacción. Hay gente que se activa rápidamente y otros que tardan más», manifiesta Martín Aduriz, quien a su vez subraya que «el cambio de hora, independientemente de este nivel, afecta a todos». 

LA HISTORIA. El cambio de hora es una práctica que lleva conviviendo en España más de cien años, concretamente desde 1918. En aquel año, se aprobó la instauración de un horario de verano con el objetivo de ahorrar carbón. Anteriormente, las competencias para determinar la hora recaían sobre las provincias y comunidades. A pesar de esta modificación, esta rutina no se instauró de forma definitiva hasta 1974, de nuevo, con una motivación basada en el ahorro energético. 

«Como era una necesidad económica, la gente lo aceptó y punto, pero no se valoraron los efectos que iba a tener. No estamos hablando de que sean cosas gravísimas e irremediables, pero que sí producen cierto malestar», detalla Martín Aduriz.

«Todos vivimos en un palacio de espejos donde nos acostumbramos a la rutina, a lo que llamamos la repetición de nuestras vidas. Por ejemplo, hay gente que, cuando sale a correr, prefiere hacerlo por sitios distintos. Sin emabargo, aquellos que estén entrenando de verdad, buscarán ir a un circuito que conozcan y no estar pendientes de estímulos externos. La repetición tiene como norma no tener que estar alerta todos los días. Si tú te levantas y es de día cuando debería ser de noche, tu cerebro detecta un cambio y tienes que estar con las alertas encendidas», concluye en psicólogo. 

Cabe señalar que la UniónEuropea ya intentó suprimir estos cambios horarios en 2019, aunque las discrepancias entre los diferentes países sobre qué horario acoger como definitivo hizo que la decisión no se llegara a materializar. En su lugar, se acordó una prórroga de dos años, hasta 2021, para establecer un acuerdo entre los diferentes estados, pero, de nuevo, el consenso brilló por su ausencia. 

En el caso de España, el Boletín Oficial del Estado (BOE) recogió el 15 de marzo de 2022 los cambios de hora inicialmente programados, los cuales están detallados hasta octubre de 2026. Este calendario fija, en principio, que la última modificación horaria tendrá lugar en tres años, a expensas de lo que determine en última instancia el Ejecutivo europeo.