Día grande en Carrión de los CoCondes, donde el fervor a la Nuestra Señota de Belén, patrona de esta cuidad jacobea, volvió a demostrarse a corazón abierto. Del 31 de agosto al 7 de septiembre se celebró la novena en su honor y ayer la misa, la ofrenda floral y el voto de villa, cuando el alcalde, Luis Miguel Medina Delgado, según una tradición que se remonta a siglos pero que se recuperó en 1960 con motivo de la coronación canónica de la Virgen, agradeció la protección de la patrona durante el año y pidió su protección para todos los vecinos.
Finalizada la eucaristía, se abrieron las puertas de la ermita que alberga la imagen durante todo el año, y salió la Virgen de Belén, que data del siglo XIII pero adaptada para vestir en el siglo XVI, ricamente ataviada y adornada con los obsequios devocionales de los carrioneses. La corona, de oro con incrustaciones de piedras preciosas, fue costeada con donaciones de los fieles y devotos.
Procesionó por las calles arropada cientos de vecinos, las autoridades civiles y religiosas, los miembros de la Hermandad de Damas y Caballeros, los maceros, la Asociación Cultural Musical Virgen del Camino y las zagalas que representan a los jóvenes hasta la plaza Mayor, punto en el que comenzó el regreso al templo mariano -ubicado en el noroeste y en la parte más alta de la ciudad jacobea, construidoen los últimos años del siglo XV- para despidirla con el cántico del himno a Carrión, una de cuyas estrofas dice: « Tu nombre cantan las aguas del río, leyendas moras pregonan tu fe, que hizo ermita un castillo bravío para amar a la Virgen de Belén».
Después de los actos religiosos fue el turno de la gastronomía. En la campa de Belén se organizó una paella popular que congregó a unas 170 personas (tope previsto), según informó el Ayuntamiento, que no solo disfrutaron del delicioso plato, también de un estupendo ambiente, amenizado con música de los 60, 70, 80 y 90.