Ramón Rodríguez, minero jubilado: «La silicosis nunca mejora»

Rubén Abad
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«Es importante visitar al especialista de forma periódica», manifiesta

Ramón Rodríguez, minero jubilado: «La silicosis nunca mejora»

Cada caso de silicosis encierra la historia personal de un trabajador de la minería del carbón, en el norte de Palencia y otros territorios mineros, que se jugó cada día la vida en el tajo para llevar un plato caliente a casa. Uno de ellos es el barruelano Ramón Rodríguez, que dejó su Barruelo de Santullán natal con apenas 23 años para instalarse en Guardo hace ya 42.

Él conoce muy bien esta enfermedad pulmonar, pues lleva conviviendo con ella la mitad de su vida, 30 de sus 65 años. El diagnóstico llegó en una revisión rutinaria en el Instituto Nacional de Silicosis (INS) cuando trabajaba como picador en la Sociedad Minera San Luis, categoría que ostentó 18 de los 21 años que allí estuvo. En aquel primer momento -década de los noventa- le diagnosticaron un «grado uno», es decir, una neumoconiosis simple. Su vida laboral dio a partir de entonces un giro de 180 grados, pues la compañía guardense le tuvo que reubicar en otras funciones en las que no estuviera expuesto al polvo de carbón.

Así continuó hasta su prejubilación en el año 2000, desligándose de esta forma de una empresa en la que ingresó en 1980. Sin embargo, no fue hasta 2008, año en que concretó una nueva revisión en Oviedo, cuando le diagnosticaron un grado tres. Por este mismo motivo, recomienda a sus colegas de profesión que se sometan a reconocimientos periódicos en el INS. «Te atienden estupendamente y te realizan todo tipo de pruebas. Es muy importante visitarlo de forma periódica, pues es muy difícil que trabajadores que han estado en la mina estén libres de silicosis», expone Rodríguez.

Consciente de que la suya es una enfermedad incapacitante, lo cierto es que de momento hace una vida normal. No obstante, reconoce que «los años van pasando» y la enfermedad se manifiesta cada vez con más frecuencia en forma de catarros continuos fruto, cree, de la «debilidad de los pulmones». «Las cuestas son también cada mes más dificultosas», manifiesta.

No obstante, afirma que la enfermedad que padece «puede estancarse durante muchos años y no ir a más, o todo lo contrario y empeorar». «Mejorar, nunca mejora», advierte, por lo que siempre hay que estar alerta y no bajar la guardia al tratarse de una patología crónica y sin cura. En cualquier caso, hay personas silicóticas que superan ampliamente los 90 años, y Rodríguez aspira a ser uno de ellos.

Para lograrlo se cuida mucho, con ejercicio diario tanto en el gimnasio como al aire libre a base de grandes caminatas por las inmediaciones del pueblo. Además, mantiene a raya su alimentación, rehúye del alcohol y el tabaco y se somete a un seguimiento periódico por la Unidad de Neumología del Complejo Asistencial Universitario de Palencia (Caupa).