La lógica de la crisis del Barça (a nueve puntos de la cabeza, a siete del Madrid, dos derrotas y un empate en los tres últimos partidos -en los que le han hecho ocho goles-, malas sensaciones, etcétera) es transversal a cada línea. Los ojos se van inmediatamente a la cifra de tantos encajados, donde el campeón se está desangrando: a estas alturas del curso pasado solo había recibido siete frente a los 19 del actual; es más, en la 22/23 encajó su 19ª diana en la última jornada. Y sí, el rendimiento defensivo es notablemente inferior al de la anterior temporada, pero ¿por qué hay tanta gente que prefiere poner sus ojos en el ataque?
A priori, los números no son tan distintos: en la 17ª jornada, aquel Barcelona lideraba la clasificación con 37 goles marcados, apenas seis más de los actuales 31. Es cierto que tenía nueve puntos más (44 frente a 35), que salían de 14 victorias, dos empates y una sola derrota (10-5-2 en la actualidad). Sin embargo, el rendimiento que le saca el cuadro de Xavi a cada tanto es muy inferior.
Este equipo es el segundo equipo que más tira de LaLiga (205), solo por debajo del Real Madrid; y también el segundo que más disparos dirige a portería (107). Atacar constantemente es una premisa irrenunciable: es, con casi 300 toques de diferencia respecto al Madrid, el cuadro que más pases buenos realiza en campo contrario (5.334), el segundo que más veces ha chutado al poste (11) tras el Athletic y lidera el apartado de regates satisfactorios por duelo (11,9) por encima del Madrid de Vinícius o Rodrygo, regateadores de manual (10,8). E, igualmente, es el conjunto con más posesión del campeonato (un 65 por ciento de media por partido) y el segundo con mayor precisión en el pase (89 por ciento) tras el 90 del combinado merengue.
Con todo ese bagaje, es difícil explicar cómo ocupa el quinto lugar en el 'ranking' de realizadores, por debajo de Girona (41), Real Madrid (38), Athletic (33) y Atlético (32), sobre todo viendo partidos como el del pasado sábado en Valencia, donde remató ocho veces entre los tres palos para conseguir un solo tanto (1-1 en Mestalla). «Era un partido para haber ganado de forma holgada», decía Xavi, consciente de que LaLiga se le escapa entre las manos.
Un 29 por ciento
Los estudios estadísticos recogían datos fríos, pero concluyentes tras el nuevo tropiezo: el Barça es el equipo de las cinco grandes ligas europeas que falla más 'grandes ocasiones de gol', tanto en las primeras partes (23) como en partidos completos (41) esta campaña. Al mismo tiempo, ocupa el lugar 73º en efectividad remates a puerta/goles (31 en 107, un 29 por ciento) de los 98 bloques de los cinco campeonatos. O los porteros de LaLiga tienen la tarde de su vida ante los azulgrana… o los atacantes de Xavi tienen la pólvora mojada.
Robert Lewandowski es el epicentro de la crítica en el remate. A sus 35 años, el polaco suma ocho tantos… pero también una buena colección de ocasiones falladas. Su influencia en las áreas es cada vez menor (el curso pasado, a estas alturas, ya sumaba 14) y, de alguna forma, ha contagiado esa extraña apatía a jugadores que arrancaron el año en un estado de forma espectacular (Ferrán), que llegaron para comerse el mundo (Lamine Yamal)… o que incluso, con competencia en su banda y recuperados de lesiones (Raphinha), jamás han vuelto a su mejor versión. El brasileño sería uno de los nombres sobre la mesa con los que el Barcelona intentaría hacer caja: lleva dos dianas en lo que va de Liga, mientras que en la 22/23 (con tantos determinantes que supusieron victorias) llegó a los nueve.
La llegada inminente de Vitor Roque es el clavo ardiendo al que la afición del conjunto blaugrana se agarra para creer (cada vez con más dificultad) en salvar una temporada de pocas celebraciones.