Tomate que sabe a tomate. Parece de lógica, pero lo cierto es que cada vez es más difícil hacerse con uno que realmente deje un agradable sabor en el paladar. Un producto rico en variedad que, bien elaborado y con buena simiente como base, puede convertirse en un auténtico manjar.
Muchos son los horticultores que se dedican a su cultivo, pero Emilio Medina se lleva la palma desde Villalcázar de Sirga. Y lo hace por la extraordinaria calidad del producto que cultiva en Huertas La Mielga, hasta el punto de que se ha alzado con el premio internacional en el prestigioso concurso de Torrelavega (Cantabria), por el que pasaron durante el fin de semana más de 14.000 personas y en el que competía con agricultores de España, Portugal, Italia, Francia y Paraguay.
En esta ocasión, en la localidad cántabra Medina apostó por la variedad Midnight Sun, que se caracteriza por sus tonos amarillos, rojos y naranjas (como si de una llama se tratara); su carnosidad, su sabor que recuerda al melocotón y una piel muy fina que se pierde en el paladar.
«Este tipo de reconocimientos me ayudan a seguir adelante y me indican que voy por el camino correcto», señala en declaraciones a DP el agricultor, todo un experto tomatero. Y es que en La Mielga cultiva más de 500 variedades distintas (unas 80 en la presente campaña), con entre 500 y mil kilos al año.
El secreto de su éxito es el cultivo en secano (sin aporte extra de agua a través del riego) y la utilización de semillas de variedades antiguas que renueva cada año, muchas de ella palentinas. Es más, invita a todos los hortelanos que cultiven tomate a que le faciliten nuevas especies para que no queden en el olvido.