La primera edición del Premio Luis MaríaRivas de Periodismo recayó en Isaías Lafuente Zorrilla (Palencia, 1963), que lo recogerá el próximo miércoles a las 20,30 horas en un acto que tendrá lugar en el palacio de la Diputación. Se trata de un galardón creado por la Asociación de la Prensa de Palencia y el Club Abierto de Editores (Clabe), que pretende rendir un merecido homenaje al periodista que le da nombre, que trabajó en Diario Palentino entre 1998 y 2019 y que falleció prematuramente el 8 de noviembre de 2022, y reconocer la profesionalidad y la trayectoria de personajes palentinos de los medios de comunicación.
Antiguo alumno del Colegio Marista de la capital, se licenció en Ciencias de la Información en la Universidad Complutense de Madrid y dio sus primeros pasos en el mundo del Periodismo enRadio Nacional de España (RNE) y en Radio Exterior de España (REE). En 1986 empezó a trabajar en Cadena Ser, donde fue subdirector de programas tan conocidos como Hoy por Hoy y A vivir, que son dos días.Actualmente forma parte de La Ventana y es el responsable, entre otras cuestiones, del espacio Unidad de Vigilancia, que lleva más de dos décadas en antena. Además, es autor de Palencia a cualquier edad, libro que escribió cuando tenía 18 años; Tiempos de hambre (1999), Esclavos por la patria (2002), Agrupémonos todas (2003), La mujer olvidada (2006), El verbo se hizo polvo (2014), ClaraVictoria (2021) y Unidad de Vigilancia Lingüística (2023).
El Premio Luis MaríaRivas se suma a otros que ya ha recibido el periodista palentino, entre los que figuran el Francisca de Pedraza de 2023, entregado por la asociación del mismo nombre en reconocimiento al compromiso y dedicación en la prevención, erradicación y lucha contra la violencia de género; el Ondas 2018, de Radio Barcelona, por Unidad de Vigilancia, y el Nacional de Periodismo Miguel Delibes 2012, de la Asociación de la Prensa de Valladolid por su artículo Sin peros en la lengua.
¿Cómo se sintió cuando recibió la noticia de que era el primer ganador del Premio Luis María Rivas de Periodismo de la Asociación de la Prensa de Palencia y Clabe?
Cualquier reconocimiento es una alegría, pero en este caso la felicidad es doble. En primer lugar, porque me entregan un premio en Palencia. Uno no siempre es profeta en su tierra y eso también es motivo de felicidad. Y en segundo lugar, por el nombre del premio.Creo que es una distinción que lleva el nombre de un compañero que se fue demasiado pronto y con muchísimas cosas que contar. Era un hombre comprometido con su tierra y con nuestra profesión. No era solamente un gran periodista, era también un faro que iluminaba a los otros jóvenes periodistas que iban llegando a la redacción. Algún día uno se olvidará de que el primer Premio Luis María Rivas lo recibió Isaías Lafuente, pero el nombre de Luis María Rivas seguirá todavía sonando. Y a mí eso me parece importantísimo.
Ha recibido unos cuantos premios a lo largo de su trayectoria, pero el Luis María Rivas, ¿es su primera distinción en Palencia?
Los compañeros de Cadena Ser Palencia me dieron el Premio Ser Palentino, que reconoce también a gente de la tierra por diversos motivos y en diferentes ámbitos.
Recibirá el Luis MaríaRivas en la décima octava edición del Congreso de Editores Clabe, en el que se reivindicará, entre otras cuestiones, el periodismo local. ¿Cree que hay un exceso de centralismo en las grandes ciudades en detrimento de las provincias?
Los grandes medios de comunicación sí que tienen una mirada un poquito centralista y parece que solamente se ocupan de lo que pasa en las principales ciudades. A veces es difícil mirar a las pequeñas localidades. En este punto, digamos que tengo una espina clavada porque, a veces, Palencia solamente suena por una desgracia y pasan muchas cosas y muy buenas. Cada vez que sucede algo en mi tierra procuro comentarlo para que no parezca que solo miramos a determinados sitios en determinadas circunstancias. Creo que en los grandes medios de comunicación nos falta una mirada local.
Pero creo que esto no sucede a nivel local, donde la importancia de los medios que trabajan en la tierra es fundamental. Creo que mis compañeros de la Cadena Ser en Palencia, para un oyente palentino, son tan importantes o más que lo que pueda ser yo por ser palentino aunque esté trabajando en Madrid. Pienso que la fuerza de los medios de comunicación local es grandísima y lo que tendríamos que hacer los medios nacionales es preocuparnos de lo que sucede en otros lugares que no son las grandes ciudades.
El premio reconoce su trayectoria periodística y su compromiso con la ciudadanía. Sus primeros trabajos fueron en RNE en Palencia y enREE. ¿Qué recuerda de aquellos años?
Mis inicios fueron en Palencia el verano que acabé el segundo curso de la carrera.Trabajé en RNE. Mis primeros pasos en el periodismo me hicieron ver lo que a veces no te hace ver la formación académica en la universidad. Me puse ya delante de la información y empecé a entender muy bien el compromiso que tenía, no solamente con la verdad y con la búsqueda de la verdad, sino también con los oyentes. Porque, en el fondo, los periodistas somos intermediarios para que los ciudadanos puedan ejercer el derecho a la libertad de información. Mis primeros pasos en Palencia fueron una aproximación al periodismo más cercano, al periodismo de lo que sucedía en mi ciudad. Aprendí muchísimo. Aunque solo fueron dos meses, me sirvieron como un primer máster para curtirme en esta profesión.
La etapa enREE ya fue en Madrid, con dos contratos como reportero mientras hacía tercero de carrera. Al acabar cuarto de carrera, en julio de 1986, empecé las prácticas en la Ser, con la gran suerte de que en septiembre de ese año se puso en marcha el Hoy por Hoy con Iñaki Gabilondo al frente. Se hizo un equipo con cuatro compañeros senior (para mí ya eran veteranos, pero tenían unos 30 años) y cuatro becarios, entre ellos yo. Y ahí me quedé durante 20 años.
¿Han cambiado mucho las redacciones en este tiempo?
La redacción, desde luego. Han cambiado los instrumentos con los que contamos. La radio de la redacción en la que entré en Palencia y en Madrid se parecía más a la de 1924 que a la actual. Era un lugar en el que usábamos máquinas de escribir y hacíamos tres copias de nuestros guiones, una para nosotros, otra para el presentador del programa y una tercera para el técnico. Los discos eran de vinilo y teníamos que ir a buscarlos a una discoteca para ponerlos y las conexiones se hacían con clavija. Era tecnológicamente una radio prehistórica. Y todo eso ha cambiado. Nos ha facilitado el trabajo y ha permitido que estemos haciendo ahora mismo una radio con muchas más herramientas, pero en cierto modo respetando el espíritu de la radio que heredamos.
Todo ha cambiado, pero esta variación nos ha ayudado a hacer una radio más completa manteniendo el espíritu de siempre.
En muchas emisoras se ha reducido el número de personas, prácticamente, al mínimo
Creo que este es uno de los grandes problemas que tenemos en los medios de comunicación. Cada vez hacemos más cosas con menos gente y, a veces, esa gente llega en condiciones más precarias de las que nosotros tuvimos entonces, que tampoco es que fueran formidables, pero digamos que eran condiciones que te permitían tener una carrera profesional garantizada en un medio de comunicación si hacías las cosas medianamente bien. Eso en estos momentos no sucede. Es decir, hay compañeros que llegan a las emisoras o a las redacciones, a veces más preparados de lo que estábamos nosotros hace cuarenta años, con la fecha de caducidad en la frente.
Y esta precariedad, desde luego, no ayuda a la calidad de lo que nosotros ofrecemos. Creo que esta es una reflexión que tenemos que hacer los medios de comunicación: no se pueden hacer más cosas con menos personas. Esto siempre es imposible y esto es lo que se está intentando hacer. Nosotros antes solamente nos ocupábamos de la antena, ahora nos ocupamos de la antena, de la página web, de hacer podcast y de las redes sociales. Uno no puede perder tiempo en todas esas cosas que podrían hacer otras personas y seguir manteniendo un estándar de calidad que podría mejorar si solamente nos dedicásemos a un solo trabajo.
Esto es en lo que tenemos que reflexionar antes de pensar en la inteligencia artificial. A veces, los peligros que tienen los medios de comunicación en estos momentos están en los propios medios, no en lo que nos venga de fuera.
Entonces, ¿ha variado el periodismo en las últimas décadas?
Sí, pero de la misma manera que no tengo una visión optimista sobre el futuro tampoco tengo una visión pesimista en el sentido de que cualquier tiempo pasado fue mejor. Creo que ahora mismo hay un buen periodismo y hay buenos periodistas. El problema es que eso hay que mantenerlo con los criterios históricos con los que hemos mantenido el buen periodismo hasta ahora. Si no, corremos el riesgo de precarizar no solamente las relaciones sino el producto informativo que ofrecemos.
Actualmente forma parte de La Ventana, donde es responsable de laUnidad de Vigilancia, que lleva 20 años en antena
Creo que es la sección más longeva de la Cadena Ser, que es una emisora que celebra este año su primer siglo de historia. Eso tiene un mérito personal que no me voy a quitar por falsa modestia, pero el verdadero mérito está en la emisora, que apostó por un producto en el que nos reímos con nuestros tropiezos, pero también procuramos hacer autocrítica e intentar mejorar la herramienta con la que nosotros trabajamos, que es la palabra. Me llena de orgullo poder seguir haciendo esto y que me dejen hacer las cosas como siempre me han dejado hacer en la Ser, con absoluta libertad. Y considero que esto es muy importante.
¿Ha recibido, en alguna ocasión, quejas del autor del gazapo al que ha hecho referencia?
En 20 años solamente he recibido una, solo se ha quejado una persona. Quizá pueda haber otras personas que se hayan molestado por aparecer en una sección como esta, pero no nos pretendemos reír de la gente, sino con la gente y no se tienen que sentir mal. Además, es una sección muy democrática. Los que más hemos entrado en la Unidad de Vigilancia hemos sido Carles Francino, Iñaki Gabilondo (cuando estaba) y yo porque a la gente le gusta la caza mayor. Es decir, no tiene intención de pillar al becario recién llegado en un tropiezo que haya tenido, sino llamar la atención a los que llevamos ya unos cuantos años.
Hablando de la lengua, ¿los profesionales de prensa cuidamos el castellano?
Es un organismo vivo. Es cierto que tiene sus normas y, mientras no cambien, conviene respetarlas. Primero por respeto a la lengua.Es una herramienta prodigiosa que se ha construido a lo largo de muchos siglos. Y segundo, por respeto a nosotros mismos, a los que nos precedieron y a nuestros oyentes o lectores porque es un código que utilizamos e intercambiamos. Por lo tanto, hay cosas de las que, a veces, nos escandalizamos, como el uso de anglicismos, cuando nuestra lengua está construida a partir de otras, unas clásicas y otras modernas. Aunque creo que mientras tengamos una palabra en castellano que exprese exactamente lo mismo, debemos utilizar la que tenemos en castellano, pero tampoco me hace temblar que asumamos otras palabras porque es lo que hemos venido haciendo desde que los primeros malhablantes castellanos de hace diez siglos dijeron que el latín estaba bien, pero no les venía muy bien y empezaron a modificarlo. Y de esa modificación nació un idioma maravilloso como el que tenemos.
Es usuario muy activo de las redes sociales. ¿Es un buen foro para estar informado adecuadamente o es el principal reducto para que entren las fake news en la sociedad?
Ahora las fake news se están colando por todos los sitios. A veces llegan hasta por los medios de comunicación y esto es muy preocupante. En las redes sociales, como su propio nombre indica, nos encontramos de todo y, a veces, suena más el ruido de lo malo. Pero también hay mucha brillantez. Hay mucho ingenio, buen humor, pensamientos sólidos e ideas profundas que, si uno sabe seleccionar a quién sigue, puede encontrar unas buenas pautas y buenos caminos. En todo caso, la redes sociales no pueden ser la única vía de información. Al final siempre hay que terminar yendo a la fuente, que es lo importante. Las redes sociales han democratizado la palabra y me parece que es un salto cualitativo en la comunicación y lo que tenemos que hacer es cuidarlas para que estos espacios, que pueden ser un jardín muy bonito, no se conviertan en un estercolero.
¿Falta formación periodística en la ciudadanía para que sepa realmente lo que es una información en condiciones y lo que es un bulo?
Esa formación siempre se ha necesitado. En los quioscos siempre ha habido variedad de periódicos y de revistas, algunos de ellos muy dignos y otros bastante indignos, que eran meros panfletos. Y en las radios ocurre igual. Esa capacidad de seleccionar la fuente de la que beber siempre la hemos tenido que manejar.
Pero en estos momentos lo que pasa es que la información es tan masiva y nos llegan tantas fuentes que a veces es difícil discernir quién nos está contando la verdad y quién nos está intentando colar una mentira. Y en este sentido, la sociedad tiene que adaptarse.Desde luego, a los nuevos ciudadanos tenemos que enseñarles cuatro mecanismos básicos para detectar si una información es falsa o verdadera.
También sobresale por su vertiente literaria. ¿Cuál le gusta más?
Mi proyección literaria es un paso más de la periodística porque, sobre todo, he escrito ensayos y las herramientas son las mismas que he utilizado para el periodismo: fijarme en un determinado asunto que me ha interesado, investigar, profundizar, leer, consultar a las fuentes (si están vivas) y contar todo en formato libro. Hasta ahora no me he lanzado a la ficción, porque me parece que tiene otras herramientas. A lo mejor soy capaz de hacerla, no tengo ni idea, pero no me he atrevido porque es otro campo totalmente distinto.
En el futuro me gustaría tener tiempo para dedicarme solo a escribir un libro, porque la dificultad de los libros que yo he escrito es que los he tenido que compaginar con mi horario laboral. Aun así, la literatura, como el ejercicio de la profesión periodística, me ha dado muchas satisfacciones.
Recogerá el miércoles un premio que valora su amplia trayectoria profesional. ¿Hasta cuándo estará Isaías Lafuente en la radio? ¿Querría igualar a Gabilondo, que estuvo en activo hasta los 80 años?
No. Hasta los 80 años no estaré en activo. Sencillamente, ya toco madera para que esté, pero no creo que esté en activo. Si fuera un atleta de 800 metros, yo ya estaría en la recta final, ya estaría viendo la línea de llegada. Supongo que el día que me toque jubilar será un día triste por lo que dejo atrás, pero será también una jornada alegre en el sentido de poder disfrutar de otras cosas que el horario, el calendario y la actividad laboral no me permiten hacer.
Llegará el momento en que recorra los últimos metros de los 800. Me jubilaré y punto. Y la radio seguirá. Se ha ido gente muy grande de la radio y esta ha seguido a un gran nivel y yo, que no soy tan grande, me iré y la radio seguirá exactamente igual. Entonces, espero tener todavía las facultades y las ganas de hacer cosas en otros ámbitos que no sean ni la radio ni el periodismo.