En diciembre de 2022 se publicó una alerta en el Reino Unido y otros países europeos informando de un aumento inusual en la incidencia de escarlatina e infecciones invasivas provocadas por la bacteria Streptococcus pyogenes.
«Las razones de este incremento no están claras, si bien se barajan como posibilidades un aumento en los virus respiratorios y altos niveles del patógeno circulante en niños, ya que es una bacteria común en la población pediátrica», explica la doctora Inmaculada Quiles Melero, facultativa del Servicio de Microbiología y Parasitología Clínica del Hospital Universitario La Paz de Madrid.
Ahora mismo, y según los datos de incidencia de la escarlatina, esta patología está muy por debajo de los niveles que se registraron en 2022, aunque en cuotas más altas que en la época prepandémica, subraya. «No hay una vacuna frente al Streptococcus pyogenes. Las medidas de prevención van dirigidas a su forma de propagación, la transmisión es de persona a persona a través de mucosas y/o gotitas aerosolizadas generadas al hablar o toser, y también por contacto con heridas infectadas», aclara esta doctora, al tiempo que recuerda que una buena y frecuente higiene de manos y unos buenos hábitos, como cubrirse con pañuelos desechables al toser o estornudar, previenen el contagio.
«Se contagia a través de gotitas de secreciones respiratorias a partir de persona enferma o también portador sano, ya que uno de los reservorios de la bacteria es la mucosa orofaríngea», apostilla.
Dice la doctora Quiles Melero que la escarlatina es más habitual en niños de dos a ocho años, y se produce con más frecuencia después de una amigdalitis estreptocócica, una enfermedad que empieza con fiebre, que tiene un comienzo brusco y que conlleva de tres a cinco días de evolución, así como dolor de garganta con inflamación de la misma y de ganglios del cuello.
Se asocia con un exantema o sarpullido rosáceo o rojo, que aparece a las 12-48 horas de la fiebre, y debido a una toxina de Streptococcus pyogenes, prosigue la doctora. «Esta erupción comienza en el cuello y en la cara, extendiéndose al tronco y a las extremidades, dura entre tres y siete días y al desaparecer puede descamarse la piel», aclara.
Al mismo tiempo, la especialista del Hospital Universitario La Paz de Madrid sostiene que la lengua a veces adquiere un color primero blanquecino y luego aframbuesado; aparte de recordar otros síntomas de esta patología, como son el dolor de cabeza, los vómitos, la falta de apetito, así como el decaimiento.
Al ser una infección causada por una bacteria, el tratamiento consiste en un antibiótico (penicilina o amoxicilina) durante 10 días, mantiene la doctora Quiles Melero. Aquí destaca que un menor con escarlatina puede regresar a la escuela cuando desaparezca la fiebre, y al menos cuando haya pasado un día tras el inicio del tratamiento con el antibiótico.
Con todo ello, la facultativa sostiene que, como todo proceso infeccioso, se debe evitar el contacto cercano con los pacientes inmunodeprimidos en caso de infección por escarlatina, ya que si se contagian pueden tener más probabilidad de sufrir una infección invasiva por la bacteria que la causa.
«También se debe evitar el contacto con pacientes con enfermedad cardíaca valvular debido a las posibles complicaciones que puede generar una la fiebre reumática», aclara esta doctora. Al mismo tiempo, incide en que hay que tener cuidado en ambientes epidemiológicos favorables para la transmisión como son los ambientes familiares, las guarderías, y los colegios.
Los principales síntomas son:
1. Erupción cutánea de color rojo. Se parece a una quemadura por el sol y se siente como papel de lija. Generalmente comienza en la cara o en el cuello y se extiende al tronco, los brazos y las piernas. Si presionas la piel enrojecida, se vuelve pálida.
2. Líneas de color rojo. Los pliegues de piel que rodean la ingle, las axilas, los codos, las rodillas y el cuello generalmente tendrán un color rojo más intenso que en otras áreas de la erupción.
3. Cara ruborizada. La cara puede aparecer ruborizada con un anillo pálido alrededor de la boca.
4. Lengua de fresa. La lengua generalmente se ve de color rojo y abultada, y, a menudo, se recubre con una capa blanca apenas se presenta la enfermedad