Una de las características de la forma de actuar del presiente del Gobierno, Pedro Sánchez, es la falta de "fineza" y el sobrante de soberbia con el que a veces se expresa para evidenciar lo que es público y notorio, producto de una confianza ilimitada en sí mismo, y de sentirse invulnerable a una moción de censura que le desahucie del Palacio de La Moncloa, con la que pretende minimizar la debilidad parlamentaria en la que se encuentra.
Afirmar como hizo en el pasado Comité Federal del PSOE, que piensa seguir gobernando " con o sin el Legislativo" es una provocación que ha levantado críticas incluso entre los socios parlamentarios del Gobierno a los que deja en un lugar secundario, y que por ese mismo motivo están dispuestos a vender cada vez más caro su apoyo en cada vez más votaciones, lo que lleva a continuadas derrotas parlamentarias del Gobierno, la mayoría, por ahora, de carácter simbólico, pero también en otras de fuerte contenido político, como la reforma de la Ley de Extranjería y la derrota en la aprobación de la regla de gasto, a manos de Junts, que está dispuesta a hacer lo mismo por segunda vez para frenar la madre de todas las leyes, la de Presupuestos Generales del Estado, que sería el salvavidas de Sánchez para el resto de la legislatura. Sin Presupuestos y con Junts a la contra la vida del Gobierno será un continuo ejercicio de supervivencia y de inacción. Ya le ha dicho el PNV que se alió con el PP en la votación del reconocimiento de Edmundo González como presidente electo de Venezuela, que sea selectivo con los proyectos que envía a las Cortes, para evitar más sustos.
Pese a la contradicción de verse incluido en un bloque 'progresista' en el que convive con su adversario, EH Bildu, y pese a los intentos de aproximación del PP, el PNV sigue siendo un apoyo esencial del Gobierno, quizá porque también en el País Vasco los nacionalistas gobiernan en coalición con los socialistas y porque ya tendrán tiempo, cuando la situación nacional lo requiera de cambiar de socio si sus votos no son incompatibles con los de Vox.
Tampoco parece en riesgo el disputado y necesario voto del diputado Ábalos, aunque haya marcado su territorio en la cuestión venezolana. A pesar de los movimientos que se han sucedido en torno al "caso Koldo", el compromiso con las siglas del partido al que pertenece está, al menos de momento, fuera de toda duda, con lo que el verdadero problema para el PSOE sigue siendo Junts de quien depende que los PGE lleguen a ser aprobados. Tras el fiasco de la aplicación de la amnistía a Carles Puigdemont, que debían haber tenido asimilado, y las discrepancias sobre la cesión de las competencias de emigración a la Generalitat, que según Junts implicaba la cesión del control de las fronteras y la expulsión de los migrantes irregulares -dos cuestiones de competencia exclusiva del Estado-, Junts se siente engañado y se lo hará pagar al Gobierno. Habrá que esperar a ver si Santos Cerdán obtiene algún resultado de un próximo viaje a Bruselas, y sobre todo del resultado del congreso de Junts y si el empresariado catalán tiene algún predicamento sobre los posconvergentes y los animan a votar los PGE.
Sánchez ha realizado una apuesta muy agresiva e incómoda para propios y extraños, incompatible con un sistema parlamentario que le será recordada como el punto de inflexión si no logra su objetivo de terminar la legislatura.