Carmen Arroyo

La Quinta

Carmen Arroyo


Canción de otoño

19/09/2024

Durante 24 años fui maestra en el Colegio Modesto Lafuente. Y, siempre, en primavera, otoño e invierno, salíamos  al parque del Salón. Lo primero que hacían mis alumnos era acercarse a la escultura de Pilar Herrero para acariciarla, luego intentaban trepar por ella y se sentían felices si unos llegaban más arriba. Luego pasábamos a realizar la actividad programada, según la estación del año. Lo que más me gustaba era ver con qué alegría, mis alumnos deslizaban sus manos por esa escultura que Pilar donó a la ciudad de Palencia. No cobró nada por ella solamente, el Ayuntamiento, pagó los materiales. Siempre agradeció al, entonces alcalde, Jambrina, la atención que tuvo con ella. No hay cosa más triste que un colegio cerrado para siempre, unos juegos infantiles sin la alegría de sus voces y una escultura que no es acariciada por manos o miradas. 
En Palencia tenemos muchas. Las de Mariano Timón, por ejemplo,  que alguien tuvo el acierto de llevar a la salida de la biblioteca de Eduardo Dato en el patio del archivo. La pareja de abuelos al comienzo de El Salón que pocas veces está sola. Las que componen el monumento erigido en recuerdo de nuestra primera Universidad del que guardo  hermoso  recuerdo pues mi marido se encargó de dar voz a un tiempo en el que podíamos presumir de cultura: aplicados estudiantes y excelentes profesores que llegaron de París por los dineros de un generosos obispo: Don Tello Téllez. Luego, el sueño  voló. Enseñé a mis alumnos la canción de otoño de las catalanas Montse y Conchita Sanuy. La cantaban en corro alrededor. Otoño llegó y hojas secas nos dejó. Luego hacíamos un mural en el patio.
Observo la ampliación de la cafetería.  No conozco para qué, con seguridad. Dicen que para eventos… Sí he visto crecer un gran muro que deja arrinconada la escultura. Ahora , ocupa un mínimo espacio en un rincón al lado de dos bancos de piedra ya existentes y, en consecuencia, apenas tendrá visibilidad pues, desde la Avenida con la serie de contenedores, que privan de disfrutar hasta de la belleza del olivo, ocultándolo, ya me dirán… Recuerdo lo que nos dijo Chema Hernández  cuando quitaron los puestos de los hortelanos y pudo quedar la Diputación exenta luciendo palmito «Qué ocasión se ha perdido». Sigue la vida.