Ilia Galán

Ilia Galán


Felicitarnos

08/04/2024

Muchas veces escuché hablar de un modo desdeñoso, abandonado o de bostezo, sobre la provincia de Palencia como de un lugar anodino donde nada pasa que sea digno de encomio. Mas la vida cotidiana, sensata, normal, saludable, de lo que habitualmente pasa parece hablar de lo contrario. Que no se hable de grandes maravillas no oculta todo lo que fue en el pasado y lo que se vive en el presente, en general bastante bueno, tranquilos, sin excesos en lujos, sin miseria la inmensa mayoría, y las noticias dan cuenta de ello, como cuando leemos en estas páginas que «Palencia lidera la tasa de criminalidad más baja de la región», siendo ya Castilla y León una zona de España que si se compara con Andalucía, Cataluña, Vascongadas o Madrid, es mucho más pacífica y menos crímenes cuenta.
No son ya los tiempos en que dejaban abiertas las casas en los pueblos, sin llave, y nada pasaba. La sociedad degeneró y la moral empeoró: robos, asesinatos y otros delitos fueron creciendo en la geografía ibérica. 4.971 infracciones penales en nuestras tierras, aunque algo menos que en 2022, siguen siendo demasiadas, pero mucho menos que en otros lugares.
 ¿Es la patria de la Bella Desconocida un lugar inmóvil donde ni lo bueno ni lo malo es protagonista? A veces surgen noticias que dicen lo contrario de lo que proclaman los más pesimistas. El premio a un proyecto de investigación e innovación al desarrollo de unas galletas supernutritivas, elaboradas con bagazo de cerveza, lo demuestra. En el Centro Tecnológico del Cereal descubren nutrientes nuevos para un futuro que quizá más que nosotros lo agradezca.
Basta viajar un poco y habitar otras geografías para estimar lo que vivimos cotidianamente, paz, ambientes donde no tememos ser agredidos cuando caminamos por la ciudad, donde nos podemos fiar de personas y empresas; parece un lujo cuando lo comparamos con otras latitudes. Hay muchos lugares del planeta que por su deterioro económico y las desigualdades sociales se convirtieron en infiernos en la Tierra, y esto no es una maldición, es culpa de quienes organizan esos universos para el propio beneficio, provocando el maleficio.