Desde el comienzo del conflicto en la Franja de Gaza hace ya casi un año, Irán e Israel han intercambiado muchas amenazas y algún que otro golpe con efecto que, hasta ahora, no había desencadenado una guerra abierta entre los históricos rivales. Sin embargo, el bombardeo sin precedentes de Teherán del pasado martes contra el territorio judío ha añadido un nuevo cariz a la ya de por sí delicada situación de Oriente Próximo, que ahora aguarda con resignación el que será, posiblemente, el próximo paso: la venganza de Tel Aviv.
Ya lo advirtió el primer ministro hebreo, Benjamin Netanyahu, la misma noche en la que el régimen persa desafió la Cúpula de Hierro con el lanzamiento de cerca de 200 misiles, afirmando que Irán «pagará» las consecuencias de una ofensiva que fue en gran medida repelida por su sistema de defensa y la colaboración de Estados Unidos.
Y ayer volvió a incidir en sus palabras, asegurando que su país se encuentra «en medio de una dura guerra contra el eje del mal de Irán». «Dios salve su sangre. Que su memoria sea bendita», aseveró el mandatario en un comunicado en el que presentó sus condolencias por la muerte de los ocho soldados israelíes en el Líbano.
Teherán, en cambio, descarta cualquier tipo de choque directo y las autoridades dieron por cumplida su ofensiva, lanzada como venganza por el asesinato en julio del líder de Hamás, Ismail Haniye, y la más reciente muerte del jefe de Hizbulá, Hasán Nasrala.
«No buscamos guerra ni derramamiento de sangre», avisó el presidente iraní, Masud Pezeshkian, si bien defendió su derecho a defenderse de cara a futuras agresiones.
En este sentido, el embajador de Irán en España, Reza Zabib, afirmó que el régimen «no tenía más opción que reaccionar» ante las «agresiones» de Netanyahu, al que acusó de «no cumplir la promesa de un alto el fuego en Gaza». «Estamos en contra de la guerra. No lo vemos necesario», señaló, no sin antes recordar que hay líneas rojas: «Si un civil o una infraestructura civil iraní es objetivo de ataques, nuestra reacción será mucho más fuerte».