Calabazanos volvió a reafirmar, como lo lleva haciendo los últimos 500 años, que es la cuna del teatro castellano. El convento de Nuestra Señora de la Consolación acogió ayer, al igual que también lo hará hoy, un doble pase para la representación del Auto del Nacimiento de Nuestro Señor, la primera obra de teatro en castellano de autor conocido, escrita por Gómez Manrique entre los años 1458 y 1468.
Más de 34 actores pertenecientes a tres grupos de teatro (a los que se sumaron algunos alumnos de la escuela de teatro local) se dieron cita para la representación, que contó con una doble función, a las 18 y las 20 horas. «Es la actuación cultural más importante de Villamuriel.Es una tradición en nuestras vidas», aseguró el alcalde del municipio, Roberto Martín, quien al mismo tiempo reconoció que los espectadores que viven el evento por vez primera «se sorprenden al ver que, a pesar de ser una obra muy sencilla, es muy bonita».
Así, la recepción de Isabel La Católica (que todavía era infanta) en el enclave conventual antes de la representación precedió al acto, que estuvo acompañado por una exhibición de cetrería. Un montaje que llevó a vecinos y visitantes a retroceder en el tiempo hasta el siglo XV gracias a una estética tan cuidada como trabajada, y cuya dirección artística recayó sobre María José Sánchez.
Finalizada la recepción, en el interior de la iglesia del convento, se procedió a la representación del Auto por parte de las compañías locales Cigarral, A Ninguna Parte Teatro y Cachivache. La primera parte del montaje estuvo destinada a explicar el surgimiento de la obra, a la vez que se invitó a la infanta a formar parte del acto. Tras ser recibida por Gómez Manrique y las monjas, se le entregó un pañuelo como obsequio, el cual, como marca la tradición conventual, fue bordado por las religiosas y entregado a la infanta cuando se representó el Auto por primera vez.
Como punto final, las hermanas clarisas de Nuestra Señora de la Consolación, siguiendo con la tradición que ha guiado esta cita desde su comienzo, pusieron la nota musical cantando desde el coro. «La escuela de teatro ha servido para nutrir al Auto, sobre todo entre los más pequeños. Es importante hacer partícipes a los jóvenes, ya que así lo sienten como suyo y conseguimos cuidarlo», aseguró Abraham Nieto, director de A Ninguna Parte Teatro, una de las compañías que permiten mantener la tradición año tras año. «Siempre se vive con mucha ilusión. Los ensayos y la organización son también momentos de reencuentro, ya que muchos de los que participamos solo nos vemos en estos días», añadió.
LA OBRA. Gómez Manrique publicó el Auto del Nacimiento al objeto de que su hija, vicaria del convento donde cinco siglos después sigue realizándose de forma ininterrumpida, lo representara. Así, a lo largo de los siglos, la obra del poeta amusqueño ha sido interpretada por las monjas de forma privada, algo que cambió hace más de 40 años, cuando la representación se abrió a distintos grupos teatrales.
Durante todo este tiempo, se ha recreado el recibimiento y la representación de la obra tal y como ocurrió en el siglo XV. «La obra busca evocarnos cinco siglos atrás. La luz, el sonido, los textos y el vestuario nos trasladan a 500 años atrás», apuntó el primer edil.
Desde 2023, la cita cuenta con la distinción de Fiesta de Interés Turístico Regional, la cual luce en una placa conmemorativa que fue descubierta durante la representación del pasado año, y que está situada en el propio convento de Calabazanos. «A parte de ser una joya literaria, contar con ese sello de calidad turístico, es muy importante para nosotros», concluyó Martín.