Miles de palentinos se aglutinaron ayer en la plaza Mayor y sus aledaños para mimar su paladar con una de las 7.500 raciones de roscón que se repartieron en torno al belén.
Si bien las colas parecían en un principio interminables, la agilidad con la que se repartieron las porciones por parte de la corporación municipal, encabezada por la alcaldesa, Miriam Andrés, sumada a los puntos de entrada y salida habilitados por el Ayuntamiento, permitieron que las mesas que albergaban estos dulces navideños se vaciaran en poco más de una hora.
Las colas, como era previsible teniendo en cuenta lo vivido en años anteriores, se extendieron hasta el inicio de la calle Mayor, a la altura de la plaza de León. De hecho, sobre las 17 horas, las decenas de palentinos ya doblaban Secretario Vázquez por su intersección con Ignacio Martínez de Azcoitia.
La primera porción se entregó alrededor de las 18 horas. A partir de ahí, la cola para recoger este postre no cesó hasta que los ediles tuvieron que dar la (mala) noticia de que «no quedaban más». Los más previsores, para evitar marcharse de la plaza Mayor con el estómago vacío, se concentraron horas antes del comienzo del reparto.
Por octavo año, la Pastelería Polo fue la encargada de elaborar estos dulces. Para ello, emplearon 330 kilogramos de harina, 80 de azúcar, 55 de mantequilla, 20 de levadura, 5,2 de sal, 70 litros de leche, 1.500 huevos, naranja y agua de azahar. Para evitar problemas sanitarios, se evitó el uso de crema y nata en el interior del dulce.
De forma simultánea, tuvo lugar el reparto de roscón en la plaza de San Francisco para que las personas celíacas también pudieran formar parte de esta tradición popular. En este caso, los dulces fueron elaborados en elCentro Tecnológico de Cereales (Cetece).