Los datos de empleo, en líneas generales, están mejorando en la provincia en los últimos años y también lo están haciendo en el colectivo de personas con discapacidad. Así lo demuestran las estadísticas y lo corroboran desde la Federación Provincial de Asociaciones de Personas con Discapacidad de Palencia (Fedispa), aunque aseguran que todavía queda mucho camino por recorrer en pro de la igualdad. Principalmente, porque aún hay 490 demandantes de empleo pertenecientes a este colectivo inscritos en las oficinas del Servicio Público de Empleo de Castilla y León de la provincia, según el Informe del mercado de trabajo de las personas con discapacidad 2024 del Servicio Público de Empleo Estatal, que utiliza los datos del año anterior. Representan actualmente al 7,25% del total de parados de Palencia, aunque, eso sí, son un 21% menos de los que figuran en el estudio de 2019, cuando ascendían a 624.
En cambio, en el otro lado de la balanza aparecen los 1.455 afiliados con discapacidad a la Seguridad Social en Palencia, que son un 12,7% más que hace cinco años. En este caso, representan al 2,24% del total de los trabajadores de la provincia.
Y trabajan en diferentes puestos y sectores, según destaca la presidenta de Fedispa, Inmaculada Gutiérrez. «Hay residencias de ancianos que están apostando por contratar a personas con discapacidad», comenta la dirigente. Pero también se desempeñan como dependientes de supermercado o en el servicio de ayuda a domicilio, por poner algunos ejemplos. «Nos gustaría que salieran más, aunque en los últimos años está mejorando todo. Se están dando más oportunidades», añade. Además, 508 personas trabajan en las diferentes sedes de los centros especiales de empleo (CEE) de la provincia, según los últimos datos de Junta de Castilla y León actualizados al pasado mes de junio.
Por otro lado, Gutiérrez considera muy importante la formación del colectivo. Por ello, comenta que desde Fedispa están potenciando esta cuestión ofreciendo la posibilidad de que sus asociados hagan prácticas en la organización para que estos, posteriormente, puedan encontrar un trabajo. «El año pasado una persona con autismo hizo las prácticas en la organización y este año hemos tenido a dos, una con autismo y otra con síndrome de down, y salió muy bien. Merece la pena seguir en esta línea» declara.
RECLAMACIONES. En el capítulo de peticiones, la dirigente reclama que las administraciones «cuenten con las personas con discapacidad, no solo cuando salen las oposiciones con la reserva de plazas». «Que les abran las puertas para que puedan hacer prácticas y que luego se les considere a la hora de ser contratados. Lo que estamos haciendo desde Fedispa lo pueden hacer las instituciones», manifiesta.
También hace hincapié en que la persona que contrata a un trabajador con discapacidad le asigne funciones adecuadas al puesto que se oferta. «A veces, en el contrato aparecen unas labores que luego no son las que tienen que hacer», asegura Gutiérrez antes de admitir que esta cuestión, en ciertas ocasiones, la sufre cualquier ciudadano.
Por último, recuerda que «hay personas con discapacidad muy válidas para trabajar» y estas también cuentan, en muchos casos, con una titulación.
VISIBILIDAD LABORAL. María Calvo logró en febrero un puesto de ordenanza en TopFormación, una compañía situada en el polígono industrial que se dedica a impartir cursos de formación. Accedió a su empleo gracias a la asociación de la que forma parte y ahora, seis meses después, tiene buenas palabras hacia la empresa. «Se ha portado genial conmigo», asegura esta joven de 21 años que sufre falta de audición y otros síntomas del síndrome de Turner, una enfermedad que también se muestra con características como la baja estatura.
Pero a renglón seguido comenta que no siempre es así y que hay empresas que no contratan. «Ya de por sí es complicado buscar trabajo, pero si eres una persona con discapacidad suele serlo más», añade. De hecho, ella llevaba estudiando tres años unas oposiciones para ordenanza del Ayuntamiento y del Estado.
Por otro lado, explica que el acceso al empleo a este colectivo se está facilitando con el paso de los años, aunque destaca que «todavía falta mucho por hacer». Bajo su punto de vista, es necesario «dar visibilidad a las personas con discapacidad y que no se las esconda en temas de trabajo». Con esto se refiere a que existe cierto «miedo» a contratar a este grupo de ciudadanos «por el motivo que sea».
Calvo no entiende esta situación, ya que recuerda que las personas con discapacidad han demostrado su valía. «Algunas cosas nos cuestan, pero también tenemos muchas capacidades para otras», concluye.
UNA ADAPTACIÓN REAL. Cristina Vega comenta que su empresa le recolocó de puesto cuando obtuvo el reconocimiento oficial de la discapacidad (sufre fibromialgia y escoliosis), pero explica que este cambio no siempre se puede llevar a cabo en muchos negocios y factorías y que, por ello, conoce a personas que tuvieron que dejar su empleo por la enfermedad que padecen. «Esto depende del lugar en el que trabajes, de si hay posibilidades o no», añade.
Además, aboga por «adaptar más los puestos» que se ofrecen a las personas con discapacidad tanto en el sector privado como en el público. «No es tan bonito como lo pintan. Sé de mucha gente que logra un empleo destinado a este colectivo y no está diseñado correctamente. Y si apruebas una oposición por el turno de discapacidad, te incorporas en un puesto igual que el del resto de las personas y ya luego te buscarán un lugar adaptado a ti, si lo hay», declara.
Por último, reclama una mejor adecuación de jornadas laborales a las personas con discapacidad para que puedan ejercer mejor su derecho al trabajo. «Yo tenía jornada de mañana. Cuando me cambiaron de sección tuve que empezar a rotar. De mañana aguanto mejor que por la tarde. En mi caso, el cuerpo se va a apagando. Es como una pila y, a las 10 de la noche, cuando acaba la jornada después de todo el día, mis condiciones son pésimas. La enfermedad me agota los músculos y no soy capaz de nada», declara.