Continúo un poco con mi reflexión de la semana pasada, y también ante un plato de los que me inspiró cierto pensamiento, un solomillo de ciervo al Cabrales del restaurante El Asturiano de Vallecas.
Y me hizo pensar en la importancia del equipo, de cómo los distintos elementos que lo componen se ponen al servicio del colectivo para el bien común. Y, por supuesto, vinieron a mi memoria tantas vivencias bonitas vividas en los banquillos de los pabellones palentinos defendiendo los escudos de aquel Club Baloncesto Unión Castilla o del Club Baloncesto Palencia. Siempre, en mi faceta de entrenador, tenía claros dos conceptos básicos para lograr éxito con mis jugadores; si lograba que sus objetivos individuales se alinearan con el objetivo común, y si lo hacía mediante la persuasión y el convencimiento y no mediante la imposición o la puta jerarquía, el equipo iba a funcionar de maravilla.
Así viví este plato, en el que, a priori, no me resultaba tan atractiva una base abundante de salsa para un ingrediente principal tan noble como ese solomillo. Además, salsa de queso Cabrales, con mucho sabor. Lo probé por separado, y en un primer momento eché en falta un poco más de intensidad de la carne, pero la salsa estaba muy bien, cremosa y sápida.
Y fue al juntar ambos elementos cuando apareció la magia, cuando esa estrella del equipo hacía cierto sacrificio en lo individual para conseguir elevar el nivel del conjunto, cuando los complementos subían al máximo su actitud para, sabiendo que uno claramente es el mejor y que aún así piensa de manera colectiva, ponerse a su disposición para maximizar el bien común. Y fue un platazo, lleno de sutileza y equilibrio, y no sólo comí toda la carne sino que unté en pan hasta la última traza de la salsa que pude; este equipo había ganado claramente el partido, y todos los jugadores habían sido importantes en esta victoria.
¡Ay amigo Franke!, ¡si hubieras probado este plato en pretemporada seguro que tu actitud estos meses en Palencia hubiera sido mucho mejor y no habrías salido por la puerta de atrás del vestuario del Zunder! Sin duda espero que tanta paz te hayas llevado como descanso has dejado en Palencia con tu marcha.