Benoit Ruiz de Veye

Benoit Ruiz de Veye


Libertad

18/09/2023

Libertad, libertad, sin ira libertad» decía una canción que casi todos recordamos de los años 70. ¡Cuántas veces repetida, exigida, buscada! Libertad y derechos se reclaman hasta la saciedad en este ambiente político y social que nos rodea. Derechos que muchas veces cuando se reclaman no son realmente derechos sino caprichos del reclamante. Pero voy a centrarme en la libertad. La libertad es ¿hacer lo que yo quiero cuando, como y donde yo quiera? ¿hacer lo que me plazca y apetezca en cada momento? Parece que por ahí no vamos por buen camino. Si yo viviera absolutamente solo, quizás nos servirían esas definiciones, pero estamos rodeados de gente, formamos parte de una familia, frecuentemente de un vecindario, de una localidad, de una sociedad. Mi deseo, mi anhelo puede chocar con los deseos de esos otros que conviven conmigo en esos ámbitos. Ya tengo un límite: los demás. Soy libre para escuchar música, pero si voy a una playa abarrotada y pongo mi altavoz a tope con el chunda chunda, molestaré a los de al lado y a los de varios kilómetros a la redonda que quieren echarse la siesta, o leer con calma un buen libro, o tener una conversación calmada sin tener que gritar. Lógicamente cuando hago uso de mi libertad siempre busco lo mejor para mí. Pero no siempre acierto en qué es lo mejor para mí. Si sólo y siempre busco mi yo, mi placer, lo que me apetece, lo cómodo, … es muy probable que al final llegue a una situación de absoluto individualismo egoísta. Hoy vemos las consecuencias: muchas depresiones, suicidios cuando no se ha encontrado la felicidad por ese camino y no se encuentra la salida. ¿Qué será entonces lo que nos haga bien? Creo que en gran medida escoger, buscar lo mejor para los demás, por cuidar nuestro entorno, también y especialmente, los que tengan fe, por Dios. Tantos ejemplos de cooperantes, voluntarios, misioneros… volcados en los demás, que dedican su tiempo no a sí mismos, sino a los más necesitados, y que nos muestran una enorme satisfacción, una verdadera felicidad. Dios ¿es incompatible con una verdadera libertad? En absoluto. Ese Dios creador en quien creemos nos ha dado la libertad para que le amemos porque nos da la gana; no ha querido esclavos, aun sabiendo que le podemos dar la espalda, sino gente capaz de amar. 

ARCHIVADO EN: Depresión, Suicidio