La industria alimentaria de Castilla y León está en disposición de generar entre 12.000 y 15.000 nuevos empleos en el horizonte de 2030. Así se puso ayer de manifiesto durante la presentación en la capital de la estrategia para el fortalecimiento de este sector, que ha sido elaborada por la Asociación Vitartis en colaboración con la Fundación Cajamar.
Esta última entidad ha recabado datos por parte del centro de investigación y análisis económico IVIE para el diseño de una metodología específica. En ella se combinan elementos de análisis cualitativos y cuantitativos con las reflexiones de 40 empresarios del sector, representantes de la universidad y centros tecnológicos, e integrantes de distintas entidades y organismos vinculados.
«Nuestro sector es estratégico para el futuro económico de Castilla y León, pero necesitamos comunicar mejor sus oportunidades. Es vital atraer a los jóvenes y desarrollar proyectos atractivos para su crecimiento personal y profesional; optimizar nuestros recursos y procesos; ser eficientes; y mantener una integración más estrecha con la cadena de valor, lo que permitirá que el sector siga siendo competitivo y rentable», según explicó ayer el vicepresidente de la Asociación Vitartis, Jesús Esteban, colectivo que representa a un 40% de las empresas alimentaria de Castilla y León.
Al respecto, recordó que el 45% de las industrias de este sector en la comunidad se asientan en municipios de menos de 2.000 habitantes y concentran el 35% del empleo en cerca de 2.900 empresas, que generan más de 50.000 empleos, y cuya producción anual supera los 14.300 millones de euros. En la provincia de Palencia se asienta casi el 4,5% de las empresas alimentarias de la región, aunque dan empleo al 10,5% de los ocupados, lo que refleja un grado de empleabilidad superior a la media autonómica. Las 130 compañías palentinas generan el 13,5% de la cifra de negocio del sector regional y, en conjunto, aportan el 18% del Valor Añadido Bruto (VAB) -que asciende a cerca de 3.100 millones-, la tercera cifra más alta de Castilla y León, tras Valladolid y Salamanca.
conclusiones y retos. El estudio de Vitartis y Cajamar revela que hay que estimular a las empresas para que aumenten su propio tamaño; explicar el atractivo del sector alimentario para atraer el talento necesario; asumir los criterios de sostenibilidad; reforzar la inversión en innovación y digitalización; abrir la actividad a nuevos mercados; mejorar las infraestructuras de comunicación, transporte y logística y potenciar el ferrocarril; y eliminar trabas burocráticas para generar e un clima de confianza en un contexto regulatorio y económico complejo.
Manuel Lainez, director de Innovación y Desarrollo Agroalimentario de la Fundación Cajamar, destacó algunos aspectos positivos del sector alimentario regional. «Hay calidad en el trabajo con más contratos indefinidos que en la media; una mayor dedicación y porcentaje de personas trabajando; y un alto nivel formativo en las empresas. Igualmente, la productividad es un 24% superior a la media y los costes inferiores.Pese a estas buenas condiciones existe una gran dificultad para retener y para captar talento», concluyó.