La cuarta edición del Festival Internacional de Fotografía de Castilla y León (Fifcyl) se celebró en Palencia del 17 de abril al 19 de mayo. Por segundo año consecutivo estuvo comisariado por la experta donostiarra María Millán, que tomó el relevo de Annie Morin.Según explica, su primera toma de contacto con este certamen se produjo gracias a su predecesora, que la invitó a comisionar en 2022 una exposición de Mariana Yampolsky en la FundaciónDíaz-Caneja. Y en 2023 tomó su relevo. «Fue una cosa que me asustó y me honró, porque Morin creó desde el principio un festival con mucha fuerza, con exposiciones muy buenas a nivel internacional, que no han pasado ni por Madrid ni por Barcelona ni por las ciudades más conocidas», asegura la comisaria, que aboga por «descentralizar un poco la cultura». «Hay cosas muy buenas que están pasando por todo el país, pero, por desgracia, no se hacen sentir todo lo que se merecen. Y entonces acepté el reto de llevar el festival, aunque no me había visto nunca en un proyecto así», asegura. Este año repitió al frente de su organización y detalla que se incrementó el número de exposiciones (de 13 muestras se pasó a 16) y que creció el interés tanto del público como de los fotógrafos.
¿Qué balance hace de la cuarta edición del Fifcyl, el segundo que ha comisariado?
Esta ha sido mi segunda edición y hemos aumentado exposiciones y salas. No he llevado la contabilidad de asistentes, pero según los comentarios desde el Museo de Palencia, laSala Unicaja y la FundaciónDíaz-Caneja, aumentó mucho la afluencia del público. También me lo comentaron en las cafeterías y en los restaurantes donde fui a comer.Siempre pregunto. Además, estuve en las actividades que organizamos, desde el ciclo de cine a las cinco conferencias realizadas con el festival, y el público general que asistió a estos eventos se acercaba, me daba las gracias y me decía que había venido de ciudades como Logroño, Burgos o Madrid.
Sé que los números son importantes, pero a mí no es lo que más me preocupa. Lo que más me preocupa es que las personas que se acercaran al Fifcyl disfrutaran y se llevaran consigo una buena experiencia. Y creo que este público es el mejor portavoz para que el festival crezca.
Además, tengo que decir que es la cuarta edición del Fifcyl y que desde el principio fue sonando poco a poco. Este año, cuando lo anunciamos, me llegaron correos de profesionales de diferentes partes de España que querían saber cómo participar y que los tuviera en cuenta y de gente de organizaciones de fotografía que iban a venir. Esta es para mí la medida de la relevancia del festival y estoy contenta con ello.
Por otro lado, pienso que en España tenemos un gran talento y no hay muchas plataformas para que este talento salga a la luz; de ahí que también esté muy contenta por participar en una plataforma que ayude a nuestro talento a ponerse a nivel internacional con otras firmas internacionales a las que invité al festival. Cuando hablo de un festival internacional de fotografía hablo de fotógrafos que son nacionales y de otros países, pero su contenido es internacional.Nuestros artistas, algunos de ellos históricos y otros jóvenes, tienen un trabajo con proyección internacional.
16 exposiciones formaron el Fifcyl 2024.Como explica, se mezclan artistas nacionales y extranjeros y diferentes temas, desde la Castillarural a ciudades coreanas. ¿Qué hilo conductor tenía el festival?
El hilo conductor del año pasado era el contenido de la fotografía hasta los años 70 del sigloXX, más o menos. Y este año quería arrancar a partir de esa fecha para ver cómo se reflejaban los cambios que habían pasado. Antes ya se había producido un cambio del mundo rural al urbano, pero en los 70 fue más pronunciado. Por ejemplo, la exposición de Spanish Summer, de Gerry Johansson, un fotógrafo sueco que llegó aEspaña en los 80 y hace un recorrido por los pueblos de Castilla fotografiando la belleza que encuentra.No hay personas en ninguna de las fotografías, pero su presencia, por supuesto, es la presencia del ser humano y está latente. En aquella época no creo que se hablara de la España vacía, pero hace un canto a esa belleza y fotografía la poesía que encuentra en esos lugares tranquilos en unos paisajes totalmente ajenos a él.
Y por otro lado tenemos a Paula Anta, que va a Corea y fotografía estos paisajes creados por el cambio que nos trajo el mundo moderno, el plástico. Ya no tenemos tiempo o espacio para crear jardines, pero necesitamos de cierta belleza, una belleza artificial. Ella crea estos paraísos artificiales que se ven en todas las partes del mundo. Nuestros cementerios están llenos de flores de plástico, por ejemplo.
El actor Gabino Diego, coleccionista de fotografía, acudió el pasado día 10 para ofrecer una visita guiada a la exposición de su colección y para participar en una charla sobre coleccionismo. ¿Su presencia logró atraer a un público no tan vinculado a estas muestras?
Sí. Atrajo a un público que iba a ver a Gabino Diego y cuando lo vio descubrió que la fotografía también puede convivir con nosotros.Al escucharle hablar de esa convivencia, se les abrió un mundo que a lo mejor era un poco más desconocido. Para muchos de ellos, quizá, era la primera vez que vieron una exposición de fotografía y creo que eso también es un éxito.
El Fifcyl contó con 16 cubos expositivos repartidos por las plazas de la Inmaculada y Mayor y los parques de los Jardinillos y del Salón de Isabel II. No es una novedad, puesto que también se colocaron en las ediciones anteriores. Pero, ¿por qué apostó por esta forma de exposición en la vía pública?
Porque hay mucha gente que, por la razón que sea, es reticente a ir a museos y galerías de arte. Y eso que visitar una galería de arte es una de las pocas cosas que hay en el país que son gratis. Me parece una tristeza que la gente no se atreva a entrar a las galerías, o incluso a los museos, porque piensan que no son para él o porque a lo mejor hay un cierto toque elitista dentro del mundo del arte. Quitar ese adjetivo a la cultura y llevarla a las calles para que todo el mundo participe es algo que a mí me mueve y me emociona. Es una forma de que todo el mundo participe y de llevarle a las exposiciones de interior, a los museos, a las galerías y a las fundaciones.
¿Qué trabajo supone organizar un festival de estas características, con 13 espacios, algunos de ellos en la calle?
Mucho esfuerzo y, además, hay que contar con un buen equipo.Estoy muy contenta con el equipo de producción con el que he trabajado estos dos años. Por mi parte, tuve que crear un hilo conductor y solicitar a los fotógrafos que participen. Llamé a sus puertas, les hablé del festival y les hice (también lo hicieron ellos) una propuesta.Muchas veces es verdad que me dicen '¿Palencia, donde está eso?' y yo les explico. El hecho de que no sea Madrid y les hables de la ciudad, la provincia y el románico les parece atractivo e interesante a la gente extranjera, aunque también hay una parte que vinieron porque se fiaron de mí y de mi trayectoria. Y poder contar con su colaboración y apoyo es muy importante.
Por ejemplo, Henny Garfunkel se vino desde Nueva York para el día de la inauguración cuando solo tenía tres cubos, dos en Jardinillos y otro en la plaza Mayor.Y para ella fue emocionante ver las fotografías que hace en Miami o en Nueva York en una ciudad como Palencia. Ocurrió mismo con otros fotógrafos. Alejandra Carles-Tolrá es catalana, pero trabaja en Londres y su trabajo se ha visto mayormente enInglaterrra y fuera de España. UnaiSan Martín vive enCalifornia, pero ver su trabajo hecho en las zonas rurales de California en la Díaz-Caneja le llenó de emoción. A mí lo que me llenó de emoción fue que vinieron a Palencia a lo largo del mes del festival. San Martín, al que acabo de mencionar, por un tema familiar se tuvo que desplazar a España y vino a Palencia dos veces a disfrutar del Fifcyl. También vinieron Enrique Carbó y LúaRibeira, que vive en Inglaterra. Que hayan venido a ver su exposición y la de otros compañeros me emocionó y es de agradecer. Además, todos ellos fueron muy activos en las redes sociales, según me comentaron. Tenemos a una persona que nos llevó las redes del Fifcyl, Carlos Mateos, y me dijo que todos estuvieron muy activos promoviendo tanto su trabajo como el de sus compañeros. Y eso es de agradecer.
¿Qué fue lo más complicado de organizar en el Fifcyl?
Lo más complicado siempre son los tiempos. Los museos, por lo general, piden de seis a nueve meses de antelación para solicitar obra. Si yo quisiera llevar una exposición el año que viene (tanto si lo hago yo u otra persona), desde ahora tengo que estar pidiendo la obra a una institución porque tienen sus protocolos y sus permisos. El tiempo siempre es uno de los factores importantes y quizá problemáticos porque si no hay que tirar de colecciones privadas y del apoyo de artistas individuales y demás, aunque llevo dos años y lo hemos conseguido. Pero esto es algo que hay que tener en cuenta. Milagros no se producen y un festival no se prepara en dos o tres meses como hemos venido haciendo. Si algo debiera cambiar es que se planifique con más tiempo. Lo haga quien lo haga necesita tener más tiempo. Las cosas con tiempo se hacen mejor.
Varios de los carteles promocionales con forma de letra f fueron vandalizados durante el primer fin de semana del festival. ¿Hubo alguna acción incívica más?
Creo que únicamente lo de las letras f y una tontería de un dibujo en uno de los cubos.Estamos tratando de compartir cultura, pero, a veces, si no hay educación difícilmente puede entrar la cultura. Siempre hay alguien así y se quedó en algo anecdótico.Cuando ocurrió me disgustó porque puse todo el esfuerzo y cariño en eso y sé que desde el Ayuntamiento y la ciudadanía se sintieron un poco avergonzados por tener algún vecino (o quizá fue una persona de fuera de Palencia) que se portó así. Pero eso pasa en todos los sitios.
Del cuarto Fifcyl explica que era una cita que ponía el foco en las transformaciones sociales, medioambientales y políticas a partir de la década de los 70. ¿Décadas después los fotógrafos siguen captando estos temas?
Sí.Una pequeña muestra la tuvimos con el trabajo de Mauro Curti, que estuvo expuesto en los cubos de la plaza de la Inmaculada. Es un fotógrafo que viajó por todo el mundo con mucho éxito y decidió regresar a su pueblo natal, situado en el norte de Italia, y hace un proyecto, Riturné, sobre ese regreso.Creo que es maravilloso.No hay nostalgia, pero sí mucha poesía y mucho reconocimiento a los que se quedan y siguen.
La muestra que se cerró hace una semana también incluyó un recuerdo al centenario del Primer manifiesto surrealista. ¿Qué influencia tiene esta expresión artística en la fotografía?
Crear algo de la forma que el subconsciente te dicta o sientes se ha dado con todo tipo de artistas que no son surrealistas.En un momento u otro, muchos fotógrafos han querido expresar temas que no eran fáciles de mostrar de forma directa y echaban mano de herramientas surrealistas para expresar lo que estaban viviendo. Y para mí era importante hacer este reconocimiento, no al manifiesto surrealista, sino decir que estamos viviendo en una sociedad en la que todavía hay muchos tabúes o muchos temas que no son fácilmente mostrables y que se echa mano de herramientas surrealistas para hacer un comentario.
¿La ciudad de Palencia es un buen lugar para organizar un festival de estas características?
Claro que sí. No hay ninguna duda. Yo debo decir que salí deEspaña en 1979 y volví hace unos 13 años y hay muchas zonas del país que (y me da apuro decirlo) no conozco. Cuando yo venía iba directamente a San Sebastián a estar con mi familia. Pero Palencia es muy buena ciudad para hacer este festival como también puede serlo cualquier otro lugar en el que el público se entregue y lo apoye.
Entre otros lugares, el último tuvo como sedes el Museo de Palencia, la FundaciónDíaz-Caneja, el Museo del Agua o el Archivo Histórico Provincial de Palencia (AHPP).Son lugares que pudo conocer durante su estancia en la ciudad. ¿Son un buen reclamo cultural para los visitantes?
Totalmente. El año pasado no tenía ni idea de que existía el Museo del Agua y, este año, cuando empezamos a organizar el festival me hablaron de él y del Lecrác, donde tuvimos una lona de la fotografía de Niall McDiarmid. Me parece un espacio espectacular y enseguida vi claramente a quién podía llevar allí. También incorporamos este año la sala de la biblioteca pública.Era un lugar por el que pasó muchísima gente y pusimos una exposición de Ogami Press porque cuando hablo de fotografía lo hago de todos los procesos fotográficos y de sus formas de expresión. Además, colocamos una fotografía de Unai San Martín de gran tamaño en el edificio de la Alcoholera, que nos lo ofrecieron desde el ayuntamiento.
También se expusieron en el festival fondos del AHPP. ¿Atesora una buena colección de fotografía histórica?
Para mí es uno de los lugares que hay que reivindicar de Palencia. Trabajé directamente con InmaSanJosé, una persona muy conocedora del mundo de la fotografía, protectora de todo lo que hay en el archivo y apasionada de lo que hace. Y gocé haciendo la exposición del archivo, aunque también fue muy difícil por todo el material tan bueno que hay. A veces he bromeado y he dicho que me voy a venir a Palencia solo para estudiar el archivo de Álvaro Castro, que es maravilloso. El año pasado hicimos la exposición con el archivo de Tonino. Me encanta trabajar con el material que guarda este lugar y con InmaSan José.
¿Cree que la fotografía ocupa actualmente el lugar que merece en el mundo del arte o todavía queda mucho camino por recorrer?
Sí, la fotografía está pasando por un buen momento y creo que van a venir mejores. Y estos festivales no solamente son interesantes, son necesarios para que gane interés entre la población, sea de donde sea, una ciudad grande o un pequeño pueblo. Pero también tiene que servir de plataforma para talentos que tenemos aquí y que no tienen posibilidad de exponer ni de mostrar su trabajo. Y, además, es importante para que los jóvenes no piensen que la fotografía es darle a un botón de un móvil o de una cámara moderna. Con esta invasión de imágenes, los jóvenes y otros no tan jóvenes, están continuamente viendo imágenes sin reflexionar ni pensar qué es lo que hay detrás. Por eso también son importantes las visitas guiadas a las exposiciones. No es solo ir a ver una foto y decir '¡ah! mira qué bonito, qué feo o qué interesante'. Por ello, lanzamos un concurso para escuelas y colegios de Palencia para que los alumnos fueran a visitar las exposiciones, escogieran cinco fotografías y contaran por qué razón les gustaban o lo que les provocaban esas imágenes. Y estamos a la espera de ver los resultados. Con esto teníamos la intención de que los jóvenes se plantaran delante de una imagen y reflexionaran un poco ante ella.
Por último, ¿se ha planteado ya alguna cuestión para la próxima edición del festival?
Se cerró el domingo pasado. Yo no he tenido noticias de nada. Supongo que seguirán con el festival. Lo único que recomiendo es que se pongan cuanto antes a empezar a pedir préstamos a instituciones, que están dispuestos a prestar, pero necesitan sus tiempos para hacerlo.