Ruud Gullit y el "logro" más importante de su vida

Iñaki Dufour (EFE)
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El centrocampista jugó en el gran Milan de Arrigo Sacchi - Foto: EFE

«Ganar para tu país es el mejor logro de tu vida porque vives allí. Serás un héroe por el resto de tu vida», expresó Ruud Gullit, el capitán de la Países Bajos campeona de Europa en 1988, el único gran título de un equipo tan brillante como la 'Oranje', que tocó la gloria por única y última vez en Alemania.

Nacido el 11 de septiembre de 1962 en Ámsterdam, reconocido como uno de los grandes futbolistas de todos los tiempos, no solo de su nación, sino de todo el Viejo Continente y el mundo, Balón de Oro en 1987, por delante de Paulo Futre y de Emilio Butragueño, y de Plata en 1988, precisamente por detrás de su compañero de equipo y de selección Marco Van Basten, el fútbol de Gullit, también sus recordadas trenzas, marcó época.

Un jugador diferencial, con una clase descomunal, con llegada, con pase, con gol, con todas las cualidades de un centrocampista ofensivo que incluso jugó más allá, hasta el ataque en aquella Eurocopa 1988. Compitió contra sus rivales, pero también contras las expectativas el mejor jugador del mundo de aquel entonces.

«Había mucha presión sobre mí porque había tenido una temporada muy buena; todo el mundo esperaba que hiciera lo mismo, pero estaba cansado, no podía hacerlo», admitió con el tiempo el neerlandés, que tenía a su lado a Marco Van Basten: «Afortunadamente, él estaba en buena forma, muy fresco. Lo único que hice fue darle el balón lo más rápido posible. Contra Inglaterra le di dos balones y marcó con cada uno».

A su lado, dirigidos por Rinus Michels, en aquel once jugaban Hans Van Breukelen; Van Aerle, Frank Rijkaard, Ronald Koeman, Van Tiggelen; Vanenburg, Mühren, Wouters, Erwin Koeman; y Van Basten. Una alineación y un equipo para la eternidad en la selección neerlandesa, que empezó aquella Eurocopa con una derrota contra la URSS y la terminó con una victoria a modo de revancha contra la Unión Soviética.