El 10 de febrero de 1926, un hidroavión Dornier Do J Wal, bautizado como Plus Ultra, pasó a la historia de la aviación española tras amerizar en aguas del Río de la Plata, en el puerto de Buenos Aires después de realizar la proeza de unir en un vuelo trasatlántico la ciudad de Palos de la Frontera (Huelva) con la capital argentina. Fue el primero en unir un vuelo de España y Argentina.
Ahora, casi un siglo después, el Ejército del Aire y del Espacio se plantea un reto de similar envergadura, pero con los estándares del siglo XXI. El pasado 26 de junio comenzó un despliegue que le llevará, en colaboración con Alemania y Francia, a Alaska, Australia y la India con el que trasladará al cielo su «proyecto más ambicioso en muchos años», aseguró el jefe del Mando Aéreo de Combate (Macom), teniente general Francisco González-Espresati, y que se prolongará hasta el 15 de agosto por lo que darán casi una vuelta al mundo y recorrerán 58.000 kilómetros.
«Es un reto comparable con los grandes vuelos de los años 20, como el Plus Ultra», detalló Espresati, en referencia al hidroavión que realizó el primer vuelo entre España y Sudamérica.
Los responsables calificaron el ejercicio de «reto», logístico y de mantenimiento, pero creen que va a ser un «hito» para un Ejército del Aire que, dijeron, ya ha entrado en el siglo XXI.
La idea partió de la Luftwaffe alemana y el Ejército del Aire hace hincapié en que el ejercicio, bautizado como Pacific Skies, se ha planteado como una colaboración entre aliados, pero no se hace bajo el paraguas ni de la Unión Europea (UE) ni de la OTAN.
En total, 28 aviones de combate y 16 aviones cisterna y de transporte, todos desarrollados por la industria de defensa europea, van a demostrar las capacidades logísticas de los socios durante casi dos meses en tres escenarios distintos: polar (Alaska), desértico (Australia) y tropical (India).
España participa con cuatro Eurofighter, un A330 y dos A440M y despliega 240 de los aviadores más expertos del Ejército del Aire en dos rotaciones de 120.
El despliegue comienza con un vuelo hacia Alaska vía Canadá, donde participarán en el ejercicio Artic Defender, del 8 al 17 de julio. Posteriormente, los aviones se dirigirán a Australia, con escala en Japón, para participar en el ejercicio Pitch Black, del 22 de julio al 4 de agosto. Un A330 del 45 Grupo relevará a parte del contingente con personal desde España. A continuación, los aviones volarán a la India con una escala en Malasia para el ejercicio Tarang Shakti del 7 al 13 de agosto. Finalmente, el despliegue concluirá a finales de agosto en la Base Aérea de Morón, en Sevilla, tras sobrevolar Oriente Medio y el mar Mediterráneo, completando así una vuelta al mundo.
De hecho, el jefe del Mando Aéreo, el teniente general Francisco González-Espresati, que recalca la «exigencia» que requerirá el Pacific Skies, compara el ejercicio con los grandes vuelos pioneros del siglo pasado, especialmente con la hazaña del Plus Ultra, el hidroavión de la Aeronáutica Militar Española que realizó por primera vez un vuelo entre España y Argentina en 1926. Precisamente, el Ejército del Aire ha tenido un guiño y ha bautizado a la agrupación como Plus Ultra.
A cualquier rincón
Todo para proyectar el poder aéreo de las tres naciones en la zona del Indo-Pacífico, donde España tiene intereses geopolíticos compartidos con Alemania y Francia, adiestrar a las tripulaciones y demostrar que nuestro país es capaz de planear un despliegue de estas características en caso de operación real. Otro de los objetivos, detalla González-Espresati, es impulsar la industria de la defensa nacional y europea.
Según el teniente general, la estrategia militar ha cambiado mucho en los últimos años. Antes, explica, las Fuerzas Armadas se dedicaban a la mera defensa del territorio, pero ahora son un instrumento de la acción exterior del Estado. Por eso, pone el foco en la importancia de la capacidad de proyección de la fuerza aérea, que redundará en que el Ejército del Aire pueda «llegar rápida y eficazmente» a cualquier parte. «De esto se trata el Pacific Skies», resume en la Base de Torrejón.
La guerra de Ucrania obliga a mirar hacia Rusia, pero el teniente general niega que el destinatario del mensaje de la capacidad de proyección de las fuerzas aéreas sea Moscú «en concreto» y tienen la mirada más amplia. «(Lo que se quiere mostrar es que) La acción exterior del Estado por parte del instrumento militar se puede proyectar allá donde se nos necesite», indica, mientras lo equipara al despliegue en los países bálticos, que operan para fomentar la disuasión.
Pero el tramo más crítico que sobrevolarán las aeronaves está comprendido entre Alaska y Japón. Usarán rutas comerciales de aviación civil, pero se acercarán al espacio aéreo ruso, si bien no entrarán en su soberanía. Por ello, y aunque no intentan mandar recado alguno a Rusia, el Ejército del Aire y del Espacio cree que tomará buena nota. «Estamos casi seguros de que los rusos pueden sacar algún avión para ver qué pasa», señaló.
El Ejército del Aire y del Espacio ya mira al futuro y espera poder seguir participando en estas actividades. Reconocen que un esfuerzo «tan grande» no posibilita que se haga todos los años, pero apuestan por hacer lo cada dos o tres años.