Hay personas en el PP que sugieren la moción de censura para superar esta situación que abochorna a millones de españoles: una corrupción que aparentemente alcanza a gente con curriculum importante en el PSOE y en el gobierno, incluso al círculo familiar del presidente; más la lucha del Ejecutivo contra el poder Judicial, más la imputación del Fiscal General del Estado. Un altísimo cargo que se atreve a decir que ni está imputado ni investigado, cuando está imputado por el Supremo y se ha designado ya a un instructor para iniciar la pertinente investigación.
Una oposición que intenta desalojar al presidente más desprestigiado que ha habido nunca en la España democrática, está obligada a preparar la operación con inteligencia, y la moción de censura en las circunstancias actuales es un despropósito, una locura, un disparate. Que el PP tantee a un puñado de diputados del PNV y de Junts es fórmula segura para acabar en un abrir y cerrar de ojos la carrera política de Núñez Feijóo. El PNV no es un partido fiable, como bien sabe Rajoy y, en cuanto a Junts, será todo lo de derechas que se quiera, pero bajo el mando de Puigdemont se mueve en la ilegalidad, la inconstitucionalidad y el chantaje. Feijóo no tendría perdón si estuviera dispuesto a alcanzar la Moncloa con semejantes socios. Se colocaría a la par de un Sánchez que, en su amoralidad, pacta con quien haga falta y al precio que haga falta, con tal de ser presidente de gobierno.
Para Feijóo, lo urgente es esperar, como decía Pío Cabanillas advirtiendo que la frase no era suya. Lo urgente es, ante todo, ver cómo se desarrollan los asuntos judiciales antes de tomar decisiones. Después, es obligado estar atentos a las cuestiones que afectan a los socios de Sánchez.
Sumar y Podemos jamás apoyarían al PP; y Junts tiene un congreso dentro de muy poco, con luchas internas porque Puigdemont empieza a estar cuestionado y dos o tres dirigentes se mueven para disputarle el poder. Por otra parte, en el sector de los medios de información, nadie, ni siquiera Sánchez, tiene idea de qué más asuntos turbios, sucios, pueden salir. No es descartable que alguno de ellos obligue a ceses en el gobierno o, incluso, que dirigentes que hoy respaldan a Sánchez decidan abandonar el barco antes de que se hunda. El papelón ya lo han hecho, tragando todo lo que les exigía tragar Pedro Sánchez, pero al final, por miedo a perder más que por dignidad, podría ocurrir que el sanchismo saltase por los aires.
Feijóo cometería un error descomunal si escuchara los cantos de sirena sobre la moción de censura. Lo que sí podría ir haciendo es tomar decisiones relacionadas con su equipo. Los expertos en descalificaciones e insultos no aportan nada. Necesita personas que trabajen en serio, estudien los temas en profundidad y demuestren que les importa la política con mayúscula. Y que les importa España, no protagonizar titulares.