Fernando Jáuregui

TRIBUNA LIBRE

Fernando Jáuregui

Escritor y periodista. Analista político


Un programa difícilmente cumplible

26/10/2023

Ignoro, a estas alturas, si el acuerdo -más que programa propiamente dicho- de Gobierno entre PSOE y Sumar alcanzará algún día a hacerse realidad porque Sánchez logre, al fin, su investidura dentro de algo menos de un mes. Sí, se puede decir, en todo caso, que el proyecto de actuación en más de doscientos puntos presentado este martes por el presidente y su vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, es el que tiene más probabilidades de ser el que rija en la próxima Legislatura, si nos atenemos a las apuestas mayoritarias que piensan que el inquilino de La Moncloa logrará el 'sí a esa investidura que le permitirá seguir residiendo ahí. Y podemos decir también, a tenor de las numerosas y variadas críticas recibidas, que va a ser un itinerario difícilmente cumplible en todos sus extremos, por más que algunos de ellos se hayan redactado con la mejor voluntad.
El acuerdo entre el PSOE y Sumar, revestido de una sedicentemente difícil negociación previa que en realidad era innecesaria entre dos aliados tan estrechos, se presentó en un marco inverosímil -un Museo con explicaciones al menos increíbles, como que el pacto se había cerrado a las ocho de una mañana en la que cuatro horas después se escenificaba un acto masivo de aplaudidores que denotaba una muy cuidadosa preparación y nada de improvisación. Acerca de las dificultades que encontraron los periodistas para hacer una sola pregunta no haré otra cosa que unirme a la protesta de muchos comentaristas: llueve sobre mojado y no es la primera vez que ocurre ¿Será la última, por fin?.
El texto, con 48 páginas -no previamente repartido a los periodistas, que tuvieron que esforzarse no poco por sacar algunas conclusiones antes de los noticiarios del mediodía y del cierre de los periódicos de papel, es una declaración de intenciones benévolas, de carácter socialdemócrata -el peso en su redacción de Yolanda Díaz y el área de Trabajo para nada tiene, contra lo que se ha dicho, connotación comunista alguna- y bastante quimérico en algunos puntos. De acuerdo que endurecer los despidos, aumentar el salario mínimo y reducir un poco -un poco- el horario de la semana laboral son cuestiones relativamente sencillas de cumplir pese a las airadas protestas del sector empresarial. Pero hay otros puntos en lo referente a la planificación económica, impositiva y hasta social que me resultan muy complicados de cumplir.
El ejemplo más claro y repetido está en la 'prohibición' (tal como lo dijo la vicepresidenta Díaz) de los vuelos nacionales en trayectos que se pueden realizar en tren en menos de dos horas y media. Es este un punto poco meditado, como se demostró en los lapsus que cometió, al intentar explicarlo, la propia vicepresidenta. Seguramente, una regulación del transporte del futuro, que es imprescindible para ya mismo, precisa aquilatar un poco más las ideas de lo que lo hace el texto de este acuerdo, que supone un golpe de muerte para algo que funciona tan bien como, por ejemplo, el 'puente aéreo' entre Madrid y Barcelona, al margen de que aumenta el aislamiento de algunas provincias.
No se trata de realizar un examen exhaustivo de los aciertos y los fallos de un proyecto que, pese a su precipitación evidente y a sus desequilibrios -se habla mucho más del área de Yolanda Díaz que de la de la casi ya ida Calviño- y pese también a sus silencios en el campo 'político' -ni una mención a las cuestiones más candentes en la negociación con ERC y Junts, a las que, por supuesto, ni se cita de pasada-, es al menos serio. No hemos visto algo semejante procedente de la oposición conservadora y menos aún por parte de los nacionalistas y separatistas, enfrascados en sus propias pugnas internas.
Lo más grave de todo, me parece, es que el texto exhala un perfume anti empresarial que se confunde tópicamente con el aroma de la izquierda. Algunos sesgos pueden parecer justificados en la necesidad de llegar a soluciones más equitativas en un país donde la igualdad es casi una quimera; lo cierto, pese a ello, es que el Gobierno que se diseña parece estar bastante alejado de esa parte de la sociedad -en la que figuran sin duda el PNV y Junts, además de muchos socialistas- que concede a la empresa un valor sustancial en la creación de riqueza y de puestos de trabajo, y ello no deja de ser una brecha más entre esas dos Españas, empeñadas en no entenderse jamás.
Mal prólogo para una Legislatura que, además de breve y conflictiva, parece que viene marcada por una época de vacas más bien flacas, por decir lo menos. Y no será solamente con proclamas de 'libertad, igualdad y fraternidad', o con programas etéreos, como llegarán las vacas gordas.