Recogen la cosecha y el vino nuevo se incuba en nuestras cubas. Cuando las hojas del verano, marchitas por el calor y el polvo, parecen otoñar anticipadamente, se hace un examen de conciencia nacional mirando nuestras achicharradas tierras. Dicen los técnicos que este 2024 hubo bastantes menos incendios, debido a las condiciones meteorológicas. Solo 42.314 hectáreas, casi la mitad que la media de los últimos años. «Solo»... Tantísimo, sin embargo..., tontísimo, destruir nuestro ambiente para convertirlo en cenizas..., suicidio comunitario inútil y triste. De 4.000 a 8.000 fuegos anuales sufrimos: gravísimo. Advierten que en los veranos venideros podríamos sufrir más superincendios monstruosos, que pueden quemar más de 10.000 hectáreas... Cientos de personas desalojadas, casas y campiñas arruinadas, ganados perdidos, paisajes calcinados, desierto, tórrido, asegurado. A este paso no habrá más porque no quedará nada por quemar. La mitad de esa destrucción es intencionada, ocho de cada 10 tienen claro origen en la actividad humana, sigue habiendo negligencias, accidentes... Con un chispazo se queman regiones. El abandono agrario, la falta de animales que devoran el bosque bajo, hacen que cada vez los bosques ardan con más fiereza, como nuestra política al no lograr acuerdos estables en un país zarandeado del uno al otro lado. 
Comienza el curso, la presidenta del gobierno de Madrid, Ayuso, quiere sancionar el vandalismo académico y señala como fuente de conflicto los campus universitarios, sobre todo después del boicot que sufrió en la Universidad Complutense el año pasado. Los últimos estudios sobre la juventud muestran, sin embargo, a los jóvenes cada vez más de derechas, incluso en mi universidad, la socialista Carlos III, donde ahora dicen que se forman altos cargos del PP. La juventud conservadora supera a la izquierdosa, pese a las vistosas manifestaciones, alborotos rojos. Los más críticos suelen ser de humanidades, los más escorados al lado siniestro, mientras que en economía o derecho suelen ser de derechas, claro.
La política nacional, convertida en regional por la cuestión catalana, ha llevado a muchos a cambiar de orientación, así como la sensación de que el sistema económico parezca intocable, que el liberalismo mercantil no hay Gobierno que lo cambie... Falso, aunque el desánimo lleva a conformarse, mientras las clases medias siguen depauperándose. La universidad ya no es tanto el ascensor social que permitía subir a los mejores... La izquierda, reducida a cuestiones abdominales o de género, ha degenerado claramente y el caos se ha instalado en múltiples tendencias donde chocan sectores feministas con los trans, entre rutas confusas, mientras lo importante sigue sin arreglarse. Nuestros jóvenes saben que tendrán menos oportunidades que sus padres, aunque trabajo habrá, porque cada vez más tendrán que jubilarse..., otra cosa muy distinta está en saber quién y cómo y en qué cantidad se pagarán las pensiones. Normal es que desconfíen de los partidos tradicionales...